lunes, febrero 27, 2006

Historia y farsa.(El caso Irving.)

A causa del juicio y condena al historiador inglés David Irving*, me vino a la memoria una vieja cuestión: la manipulación de la historia con fines políticos.

Mas allá de, personalmente, rechazar por absurdo, poco serio y moralmente insano sus afirmaciones sobre la historia del Holocausto; David Irving me parece un fiel exponente de todos aquellos que en distintos aspectos, con diferentes matices y aun diversos motivos, intentan hacer una lectura política de la historia; no como vehículo de una aproximación al hecho histórico, lo cual sería completamente válido; sino como una adulteración de la realidad histórica.
La lectura no es posterior a la crónica, sino que la intencionalidad política la precede.

Cuando tratamos con la historia (en cualquiera de sus formas) estamos hablando en primer lugar de un evento único e irrepetible, en espacio y tiempo. La visión que podemos tener de ese punto espacio-temporal, siempre estará condicionada por una multitud de factores. Por lo tanto saludablemente deberíamos, en primer lugar, abandonar cualquier pretensión de neutralidad pura. Nuestra posición nos dará un ángulo de visión determinante y todo ello es parte de la visión histórica.

Una vez que reconocemos esto como un componente inalterable de toda crónica histórica, debemos avanzar sobre los aspectos más dependientes de la voluntad del historiador.
Allí es donde enfrentamos la realidad del historiador y su contexto de ideas.
El historiador nunca es alguien que escribe, comenta, expone, explica o cronifica datos de historia desde la indiferencia y el vacío.
El problema se suscita cuando la ideología esclaviza su trabajo y lo hace tributario de conceptos predeterminados, maniatando de esta forma toda posibilidad de una interpretación de los acontecimientos, desprejuiciada y veraz.

Es un poco lo que le ocurre a Irving, prisionero de su ideología (execrable por cierto);interpreta lo que cree (no lo que es) pretendiendo inscribir su pensar como historia. Y en el camino de su cerrazón ha obviado los hechos. Esos hechos, que como decimos siempre, son terriblemente tercos y no se sujetan a una interpretación sesgada, arbitraria y totalmente falta de todo rigor científico, como las que hace Irving.

La carga política de todo devenir histórico, social, cultural, afectará sin duda la objetividad; pero lo que no debe ocurrir es que la ideología política del historiador, produzca no una revisión sino una invención de la historia, ya sea por omisiones o adiciones.

El historiador no puede ser un inventor, es simplemente un observador desde su ángulo.
Cuando un historiador manipula la historia con intencionalidad ideológica, la desnaturaliza y la falsea, entonces, dejó de ser un historiador, para convertirse en un farsante.

Danny Pisoni.


*Historiador inglés ,nacido en 1938 en Essex; es conocido sobre todo por sus dos biografías de Adolf Hitler, donde asegura que el 'Führer' del Tercer Reich no sabía nada sobre el masivo asesinato de judíos. En otras publicaciones ha puesto en tela de juicio la existencia de cámaras de gas en el campo de exterminio de Auschwitz. Debido a esas posturas, tiene prohibida la estancia en Alemania, de donde fue expulsado en 1993 y ha sido condenado recientemente a tres años de prisión en Austria.

2 comentarios:

Freddy Gómez dijo...

Muy interesante tu página, ya está en mis enlaces favoritos. Saludos desde el Perú.

Arturo Gómez
www.gomezperu.bitacoras.com

CEIHE dijo...

Gracias Arturo!

Saludos.