sábado, diciembre 30, 2006

Die Weisse Rose.(La Rosa Blanca)

Aún recuerdo el día que casi por casualidad (si creyera en las casualidades) me encontré con la historia de la Rosa Blanca. Fue caminando cerca de mi casa en Hameln, Alemania, cuando vi que se anunciaba una obra en el teatro de la ciudad titulada “La Rosa Blanca.” Desde allí hasta mi última escala en la Universidad de Munich hace unos meses, me sumergí en un mar de información sobre este grupo, investigando y analizando cuanto pude encontrar hasta emerger con una idea cabal al respecto.

Normalmente tendemos a creer que el pueblo alemán “de a pie” asistió impávido, indiferente o con asentimiento a las políticas de Hitler y los nazis. Y eso es bastante cierto, en la mayoría de los casos, de otra forma no se explicaría un fenómeno de este tipo.
Las causas de esta complacencia la dejamos para otra oportunidad. Pero no fue uniforme la reacción del pueblo; hubo quienes ,no sólo pensaban diferente sino que hicieron práctica su oposición con los medios a su alcance.

Este grupo de jóvenes liderados por Hans Scholl y Alex Schmorell comprometieron sus vidas al encararse contra las injusticias y la tragedia de las que eran testigos privilegiados. Tenían entonces entre 20 y 25 años, y algunos de ellos ya habían experimentado en carne propia los horrores del frente de batalla o la execrable obligada militancia en las juventudes hitlerianas, la formación intelectual y espiritual de casi todos ellos colisionaba con el abuso y la violencia del estado hitleriano.
Los hermanos Scholl habían nacido en una familia liberal, donde habían tenido oportunidad de acceder a literatura prontamente prohibida por el régimen nazi.
No muy diferente es la historia del resto de los integrantes, todos pertenecientes al entorno burgués.La familia Schmorell era de tendencia nacionalista y Huber estaba relacionado con el ideario de la revolución conservadora.
Otro componente insoslayable en todos ellos eran sus comunes inquietudes espirituales, aunque eran cristianos pertenecientes a diferentes grupos.
Si analizamos las obras y las personas a las que tenían acceso podremos observar como las ideas filosóficas, religiosas, sociales que trasmitían los autores de estos textos, así como el circulo intelectual en el que se movían desde edad temprana fue creando en ellos una reflexión clara de su responsabilidad como personas, pero sobre todo una idea mucho más noble, que la reinante en ese momento, sobre el ser alemán.

Señalamos esto porque siempre subyace sobre este tipo de movimiento el pensamiento algo difuso que insinúa cierta traición a la patria. Nada más alejado de la verdad. La idea del ser nacional, la patria alemana y el honor, son conceptos prioritarios y aglutinadores del accionar del grupo. Su labor es la que emprenden hombres y mujeres preocupados por el futuro de su país, su pueblo y sus sentimientos más tradicionales arraigados a la tierra que los vio nacer. La búsqueda y su desafío es el de torcer un destino absurdo que claramente vislumbran en el horizonte.
Los componentes de la Rosa Blanca son ante todo alemanes, jamás renunciaran a ello, pero eso no les hace impermeables al contexto de injusticia, abuso y locura en el que viven inmersos, porque creen que otro futuro es posible es que se movilizan. Los que traicionan a Alemania son los otros, los que la están arrastrando al rincón más perverso de la historia.

El profesor Huber durante su alocución en el juicio donde sería sentenciado a muerte, declararía:

“Mis acciones e intenciones serán justificadas en el curso inevitable de la historia; tal es mi firme fe. Espero en Dios que la fuerza interior que vindicará mis hechos a su debido tiempo provendrá de mi propio pueblo. Al seguir los dictados de una voz interior, he hecho lo que debía hacer. Me responsabilizo por las consecuencias que recaen sobre mí en la manera expresada con las hermosas palabras de Johann Fichte : ‘Y actuarás como si de ti y de tus acciones dependiese el destino de toda Alemania y tú solo debas responder por ello’”.

La sexta hoja , la última que sería distribuida afirmaba lo siguiente:

“¡Libertad y honor! Durante diez largos años Hitler y sus consortes
han vaciado hasta la repugnancia las dos palabras alemanas más
preciadas, las han tergiversado,vulgarizado como solo son capaces
de hacerlo diletantes que tiran por la borda los supremos valores
de una nación. Lo que les importa de la libertad y el honor lo han
demostrado más que suficiente en diez años de destrucción de
toda libertad material y espiritual, de todas la sustancia moral del
pueblo alemán.
Ha abierto los ojos hasta al alemán más torpe, el terrible baño de
sangre que han generado y siguen generando en toda Europa, en
nombre de la libertad y del honor de la nación alemana. El nombre
alemán quedará deshonrado para siempre si la juventud alemana no
se levanta por fin, escarmienta y expía al mismo tiempo, destruye a
sus verdugos y alza una nueva Europa espiritual.”

Como vemos en sus afirmaciones, es claramente patente el rechazo al régimen imperante, pero al mismo tiempo diferenciando notoriamente éste de la verdadera tradición histórica alemana.
Igualmente trasuntan una responsabilidad moral ante su propia gente, una carga de la que no se quieren desligar y que los impulsa a exhortar y confrontar a un pueblo que responsable al fin de su propio destino, comienza a escuchar el eco cercano de su propia tragedia.

No todos los alemanes.

(Sobre la Rosa Blanca)

¿Qué es lo que lleva a un grupo de jóvenes estudiantes y un profesor universitario a arriesgarlo todo, hasta perder la vida por detener la maquinaria de barbarie y horror que era la Alemania Nazi de Hitler?

¿Qué diferenciaba a estos jóvenes de los otros miles que saludaban con su brazo en alto y que orgullosamente llevaban el brazalete con la cruz svástica?

¿Cuál era el verdadero génesis de este grupo?


Son estos interrogantes que nos abren la posibilidad de acercarnos con una visión desapasionada y desprejuiciada a un grupo de jóvenes alemanes que con su profesor se resistieron a consentir la parte más vergonzosa de la historia alemana…aunque en ello se les fuera la vida.

El totalitarismo hitleriano sepultó la conciencia del pueblo, pero en medio de la ceguera y la radicalización de la sociedad alemana se levantaron voces aisladas, e inmensamente valientes que intentaron salvar el honor de Alemania; el grupo de la Rosa Blanca fue una de ellas.

Este grupo estaba formado por los hermanos Hans y Sophie Scholl, Alexander Schmorell , Cristoph Probst y Willi Graf estudiantes universitarios todos ellos y el profesor de Filosofía Kurt Huber.
Más allá que el factor unificador del grupo fuera el espanto que les causaba la era de destrucción , fanatismo y racismo que había comenzado con la llegada al poder del partido nazi con Hitler a la cabeza, hay otros elementos que tendrán una incidencia decisiva en la formación de unas conciencias que no podrán ser adormecidas, mucho menos acalladas; ni por la propaganda asfixiante, ni por la violencia desatada contra toda forma de pensamiento disidente o de protesta contra los designios de Hitler.

Quizá podríamos reconocer en ellos la rebeldía natural contra un orden impuesto , establecido y basado en una supremacía racial amoral; pero también la visión necesaria para reconocer que el proyecto hitleriano llevaba a su patria al lugar más execrable de la historia humana. Todas las formas de abuso, crueldad, opresión, y desprecio por la vida que venía mostrando el nacionalsocialismo desde el poder, fueron para ellos evidencias contundentes y claras del trágico accionar de unos hombres y una ideología que llevaban en si mismas el odio y la perversión de todo valor humano.

La intención de estas breves notas es rescatar la figura de estos jóvenes alemanes, bucear hasta donde sea posible en sus ideas, orígenes, pensamientos y finalmente retener su historia de entrega por la justicia y la libertad en una época negra donde ellos eligieron llamarse: La Rosa Blanca.

Serie sobre La Rosa Blanca.

Hemos terminado con la primera serie sobre los reformadores italianos y esto nos permitirá hacer una pausa para dar cabida a una serie de notas que tenía pendiente desde hace un tiempo, sobre un tema que me interesa especialmente : la Resistencia alemana a Hitler. En este caso, vamos a tratar en la próxima serie sobre la Sociedad de la Rosa Blanca, un grupo de jóvenes de la Universidad de Munich, que durante los años 1942-43 se opuso a Hitler.

Su estrategia se basó fundamentalmente en repartir hojas escritas y hacer pintadas callejeras denunciando el desastre al que era arrastrada Alemania por el gobierno nacionalsocialista.
Para ello mimeografiaban escritos producidos por ellos mismos y los repartían en Munich y otras ciudades alemanas, enviándolos por correo a diferentes personas que cogían del directorio telefónico, repartiéndolo en la Universidad de Munich e interesando a otros en su lucha (en la Universidad de Hamburgo se formaría una célula), todo con el fin de tocar la fibra íntima del pueblo, esperando que reaccionara ante la injusticia y la sinrazón reinante.

Finalmente descubiertos, luego de repartir el sexto panfleto en el hall de la Universidad fueron capturados, enjuiciados y condenados a muerte.

Danny