jueves, mayo 24, 2007

Historia,memoria y pedagogía.







La memoria se preserva y se trasmite.

Hemos visto que nos encontramos siempre ante una pluralidad de memorias, que estas en menor o en mayor grado responden siempre a una visión determinada por multitud de factores; hoy es hora de preguntarnos sobre el papel de la memoria en la educación o qué memoria se debe enseñar.
Habiendo aceptado que dentro de esa pluralidad vamos a encontrar en primer lugar una memoria dominante que asimilamos como historia oficial, forjada generalmente por el grupo vencedor o hegemónico , debemos plantearnos la viabilidad de estudiar e instruir también las memorias de los otros, las que tienden a permanecer tras un velo.

Desde una posición reivindicativa se puede aspirar también a que esas memorias no dominantes, o de vencidos, sea incorporada de pleno derecho a la memoria oficial, que deber ser (aunque muchas veces no lo sea) de carácter colectivo.
Si luego esa memoria tendrá también depositarios físicos (memoria institucionalizada)como monumentos, espacios físicos especiales y públicos, fechas conmemorativas, etc. será determinado por la fuerza de esa misma memoria en la sociedad, más que por resoluciones de orden institucional. Porque finalmente , el único valor de una memoria es estar asentada plenamente en el colectivo al que pertenece, más allá de forzadas situaciones creadas por razones ideológicas, políticas o similares.
Esto es especialmente claro en algunos de los casos particulares que hemos tratado como el de los Desaparecidos en la Argentina, la memoria de la Shoa , la de los republicanos españoles, o las europeas de entreguerras donde se levantaron testimonios monumentales en contra de la Gran Guerra.

Pero el problema en sí subsiste en el aspecto educacional.
Es indudable que la historia sobrepasa el mero conocimiento científico e incide directamente en el ideario colectivo, aportando elementos identitarios y teniendo una directa responsabilidad formativa.
Si la historia ha de alumbrarse desde los archivos, documentos, museos, bibliotecas o ruinas, lo será también desde la memoria y desde esa posición, tendrá en la educación un rol urgente.
No que la historia en la educación tenga la función de trasmitir una memoria institucionalizada, pero sí tiene una responsabilidad formativa integral en todas las sociedades y ello aún va más allá de las cuestiones pedagógicas.
La historia como “magistra vitae” en su sentido más general y amplio.
Si tan sólo se limitara la razón educacional en dejar fijos en el conciente colectivo determinadas fechas, nombres y lugares, sería bastante pobre su aporte. La verdadera obligación de todo enseñador es rescatar de ese pasado que trasmite, la experiencia con vista a una aplicación futura.El conocimiento de los errores de generaciones pasadas puede hacernos sabios en la reflexión sobre el futuro.
Es cierto que junto con Heine podríamos decir que la historia lo único que enseña es que la historia no enseña nada, sin embargo el deber del historiador es resistir esa sentencia y trasmitir esa memoria, sin que ello sea perjuicio para su labor y oficio con la historia como ciencia.

Pues si el hombre no es capaz de aprender por la experiencia del pasado, sí deberíamos afirmar que la Historia sólo refleja el hecho absurdo de una existencia sin memoria.
Un estudio profundo del fenómeno Nazi en la Alemania de entreguerra resaltará que de alguna forma, una educación atesorada, una sólida cultura popular, un estado democrático, un desarrollo económico , etc. no son suficientes para evitar que los aspectos más destructivos del hombre se adueñen mayoritariamente de una generación y la conduzca a la barbarie.
Si hay un valor en la memoria, no es este el de la redención de los pecados pasados, sino el valor instructivo desde la prevención y la advertencia, un poco como menciona Reyes Mate refiriéndose a los Avisadores del Fuego , como Walter Benjamín y otros.

Nos enfrentamos en este terreno con la dificultad que menciona Hegel, que la verdad puede no ser objetiva y es entonces cuando podríamos deslizarnos fácilmente de una historia científica a un relato subjetivo de la historia.
Edgar Morin subraya que toda observación implica al observador. Y es claro que no puede negarse al sujeto, el verdadero desafío es que la apreciación temporal de ese sujeto no manipule el pasado para construir un discurso presente respondiendo a intereses parciales.

Comenzamos diciendo que la memoria es una función desde el pasado hacia los vivos, hacia este presente, pero que no se detiene allí, sino que también ejerce función en el futuro.
No tendrá jamás una pretensión universalista como la Historia, pero sí reveladora, sí contra el olvido y esencialmente contra el deseo de no saber, de no querer recordar. Allí es donde la memoria desnuda su responsabilidad social y donde encuentra su espacio didáctico.


Daniel Pisoni.

Nota: Con este post damos por terminada esta serie sobre Memoria e Historia. Habría muchos más por decir, aclarar , mencionar, debatir, etc, pero la intención sólo ha sido dar una idea muy general al tema e intentar una aproximación informal.
A lo largo de estos posts he mencionado a algunos autores que se refieren al tema en forma específica y otros en forma más general a la Teoría de la Historia. Pero no he referenciado a todos , aunque sí haga alusión a determinadas líneas de pensamiento, porquen no he querido abusar de autores y obras haciendo el tópico especialmente árido para quien recién se allega al tema.

lunes, mayo 21, 2007

La memoria de los Desaparecidos en Argentina.

Seguramente la dictadura militar de Argentina que gobernó el país entre 1976 y 1983, jamás imaginó que aquellos que estaban haciendo desaparecer, iban a estar tan presentes en la historia de ese país y que esos desaparecidos iban a ser una memoria presente que aparece vez tras vez como “un pasado que no pasa y no termina de pasar”; como si fuera una cinta sin fin.
Si algo ha quedado claro en estos años treinta años, es que la memoria de esos 30000 argentinos desaparecidos, no desaparecerá jamás.

La memoria sobre ese negro período de la historia martillea a la sociedad argentina desde el tema de los desaparecidos, no en vano, cada uno de los gobiernos democráticos posteriores han debido enfrentar este fantasma y lo han hecho desde posiciones diversas y con intenciones opuestas entre alguno de ellos.
En todos los casos reafirmaron lo obvio, que la memoria de los desaparecidos estaba viva y que era imposible acallarla desde una ley, un indulto o el olvido oficializado.

Curiosamente en este caso la memoria no busca reivindicación histórica; ya la historia ubicó en su lugar el testimonio de los hechos irrepetibles que tienen que ver con ese lapso y sus actores.
La “memoria de los desaparecidos”, no llama a esa puerta de la historia, sino a la conciencia de la sociedad argentina , instándola a una reelaboración de su etapa más oscura, el Proceso de Reorganización Nacional, donde “una guerra sucia” como se llamó al brutal accionar del poder militar , dejó además de una tragedia nacional un trauma histórico que con mucha dificultad hoy intenta superar.

Pero también llama a la justicia y es allí dónde produce el conflicto mayor, el que tiene que ver no sólo con la sociedad sino con las instituciones y el que impide que el silencio y el olvido sean el corolario final que pretendían desde un principio los actores materiales de las desapariciones.
Y esto es así, porque entre todas las previsiones que pudieron hacer los militares de aquella generación, no previeron la fuerza de la memoria. Podían hacer desaparecer personas, sesgar vidas ,robar los hijos de los desaparecidos, cambiarles la identidad, acallar voces; pero no podían borrar la memoria.


Hay tres componentes cardinales de la memoria histórica de los desaparecidos en Argentina.

En primer lugar el rol que juega, además de diferentes organizaciones defensoras de los derechos humanos, el grupo conocido como “Las Madres de Plaza de Mayo.”Reunido espontáneamente en 1977 es hoy paradigma de lucha y dignidad en todo el mundo. Más allá de toda connotación política, este grupo minoritario de mujeres, inesperadamente no cedió ante las amenazas (del poder militar) de su propia desaparición y reclamó desde la memoria, desde el silencio de las víctimas y desde el dolor visceral de una madre .
Es interesante observar este video de Youtube que refleja esa lucha Desaparecidos ver video
La búsqueda de aquellos tiempos era la aparición con vida de las víctimas, el conocer la verdad de lo ocurrido y finalmente la justicia ante la comisión del delito.
El reclamo operó en la doble dimensión de la búsqueda de justicia y preservación de la memoria de los desaparecidos. Una defensa que no se agotó en el Juicio a las Juntas Miliares, sino que continuó en la búsqueda por parte de las Abuelas de Plaza de Mayo de los hijos de los desaparecidos robados por los militares a tierna edad y a los nacidos en cautiverio arrebatados a sus madres y cedidos a padres sustitutos.

En segundo lugar, la formación en 1984, a instancias del presidente Raúl Alfonsín, de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de las Personas (CONADEP) , para investigar todo lo relativo a la desaparición forzadas de personas, su metodología y responsables; esta comisión entregó sus conclusiones finales en un informe que se conoce como “Nunca Más”.

Como tercer hito se debe mencionar el Juicio a las Juntas Militares , donde un tribunal civil y constitucional en 1985 juzgó por primera vez en la historia a un gobierno de facto. Este tribunal dictó sentencia contra los máximos responsables del terrorismo de Estado ejercido entre 1976 y 1983, condenando a algunos de ellos a cadenas perpetuas.

A partir del siguiente presidente constitucional, Carlos Menem, se produce un retroceso en lo que a accionar judicial se refiere, dado que el gobierno menemista en 1990 cede a la presión del estamento militar (que ya había conseguido que se dictaran leyes como el Punto Final en 1986) y declara indultos para todos los procesados.
Sin embargo aquí una vez más se pone en evidencia la imposibilidad de acallar la memoria judicialmente, dado que la presión de las organizaciones de derechos humanos llevó a que se realizaran juicios de esclarecimiento de lo sucedido con muchos de los desaparecidos. Esto fue llamado “Juicios por la Verdad”.No tenían una finalidad punitiva sino de reconstrucción y esclarecimiento de la verdad en los casos pendientes; reconstrucción a través de la memoria histórica.

A partir del año 2006 y con el presidente Kirchner, se ha comenzado a desandar el camino de retroceso iniciado con los indultos, se ha declarado la nulidad de los mismos y la continuación con los procesos que habían sido suspendidos.
Al mismo tiempo se han comenzado a erigir espacios memoriales y recordatorios en los lugares que sirvieron como centros clandestinos de detención , como la ESMA. Esos lugares se llaman hoy “Espacios de Memoria.”

Como se aprecia en el caso argentino el camino de la memoria histórica ha sido arduo y no exento de retrocesos y dilaciones, sin embargo se ha patentizado claramente que los elementos interactuantes en la memoria histórica, implican también que su ingerencia vaya reescribiendo la historia, en este caso vemos con particular nitidez el entrecruzamiento permanente entre memoria e historia, ya no buscando un lugar sino interviniendo en ella .

sábado, mayo 19, 2007

Memoria del período nazi en Alemania.


Nos interesa ahora observar un caso pragmático de las formas en que se recuerda un pasado que implica una ruptura puntual en la historia de una sociedad , nos referimos al ejemplo de la Alemania Nazi y la reacción de la sociedad alemana en los 60 años que van desde el fin del régimen hitleriano.

Por razones prácticas vamos a referirnos a los aspectos que hacen a la memoria en la Republica Federal Alemana y hasta la actualidad en la Alemania unificada.

Desde que la memoria, a diferencia de la historia, es selectiva, vamos a encontrar aspectos que se eligen valorar y recordar y otros que se intentarán olvidar y si fuera posible (caso extremo) negar. Cuanto más traumático sea ese pasado, más complejo son los mecanismos concientes e inconscientes que se activan en, relación a la memoria que está involucrada en ese hecho.

En el caso de la Alemania de la posguerra hallamos un colectivo que se encuentra luego de la caída del nazismo, enfrentado con la derrota, su propio dolor y el horror de lo causado por una política criminal llevada a cabo por Hitler y su régimen nacionalsocialista, que actuó en nombre de Alemania y que fue apoyada por un número importante de la población (aunque hubo excepciones muy honrosas), en muchos casos por acción y en otros por omisión.
El aspecto prevalente de esa memoria tiene que ver justamente con la acción criminal, el genocidio singular del pueblo judío y el pensamiento racial.Y al estar involucrados tan grandes sectores de la población , ya sea en forma directa o indirecta, vemos que hay una dificultad objetiva para aproximarse desde la memoria. Esa misma mayoría se sabe en el aspecto moral responsable.

Para los sobrevivientes de la Alemania nazi el recuerdo de su inmediato pasado no sólo era doloroso sino también podía acarrear un fuerte sentimiento de culpa al implicar la aceptación de la complicidad (en diferentes grados) y por lo tanto responsabilidad criminal y penal.
Esto derivaba en un pleno rechazo a la memoria o, a la observación desde la distancia como un acontecimiento ocurrido a un colectivo extraño. No se debe olvidar el compromiso de determinado sector de la sociedad civil, como los poderes económicos, los estamentos jurídicos-administrativos, las instituciones eclesiásticas (católica y protestante),etc.

Hay otro factor que pesa abrumadoramente sobre la generación sobreviviente que debió enfrentarse en primera instancia con la responsabilidad y su memoria; y es el hecho que el fin del régimen criminal, no aconteció, como bien destaca Groppo por una rebelión interior que hubiera salvado en parte el honor de Alemania, sino por la intervención de ejércitos extranjeros y que las fuerzas resistentes en su interior no fueron especialmente gravitantes en la derrota de Hitler, como otros colectivos de la resistencia por ejemplo los maquis en Francia o los partisanos en Italia. Y esto sin desmedro de los opositores a Hitler y su política que hubo en Alemania en el periodo de 1933-1945 y que pagaron con su vida o con cárcel su accionar.

Ese recuerdo del pasado implicaba compromiso. pues eran parte necesaria, aunque no suficiente, para la comisión del delito que la historia le imputa a la Alemania de Hitler.
Esto llevaba por una parte a una toma de posición y el asumir la responsabilidad correspondiente, al preguntarse cuánto era la contribución personal a ese pasado reciente y sus consecuencias.

Karl Jaspers va tratar ese tema durante la posguerra en su libro, Die Deutsche Schuld y pondrá en evidencia el retaceo de la sociedad alemana de su tiempo, a hacer una análisis de conciencia aplicado a su pasado. Un huir a la indiferencia imposible , un desentenderse de la responsabilidad propia y un escapar de la culpa son sus signos persistentes.
Esto fue favorecido por tres hechos esenciales. Primero hubo muy pocos personajes de relevancia que estuvieron dispuestos a interrogarse, decididos a asumir culpas y errores .En segundo lugar el juicio de Nuremberg y los subsiguientes, dieron cierta apariencia de justicia y pago de culpa generalizado. Si los jerarcas habían sido ejecutados o encarcelados, los principales culpables muertos, no había que ir más allá en la búsqueda de criminales y responsables.
En tercer lugar, la amenaza comunista, tan próxima en aquellos días, llevó a dirigir las miradas hacia el enemigo exterior, no a una introspección.

La ausencia de esta reflexión de la sociedad alemana de posguerra se extendió hasta la llegada de una nueva generación que no se sentía comprometida directamente con el nazismo pero que estaba afectada por el peso de la historia de sus mayores.
Los juicios de Eichmann o de Frankfurt contra los carceleros de Auschwitz despertaron a esta nueva generación sobre una realidad difusa y silenciada.
Ese pasado que no se quería recordar estaba construido de multitud de historias personales, familiares, etc.de gente común, no sólo de altos jerarcas criminales, sino también de gente común de todo los estamentos sociales.
Los hijos no aceptaron la amnesia oportuna de sus padres y tampoco las explicaciones (aún se escuchan hoy) de ignorancia de lo que en verdad sucedía en el frente Este o en Dachau.
Esta generación inquirió por sus responsabilidades, y aunque la mayoría negó toda culpabilidad (más allá de las propias de la ignorancia) y en otros casos alegó una obediencia ineludible dada las circunstancias, estaba claro que en eso que se llamó “amnistía fría”, que era una amnistía de ipso para los responsables de menor grado en el pasado nazi, también se incorporaba una ausencia de arrepentimiento y un definitivo olvido.
En ello como señala R.Giordano , “agregan una culpa a su pasado: negar y remitir al olvido las culpas del nazismo. No para defender al Führer sino su propia vergüenza”

Hubo por supuesto intentos oficiales y desde sectores conservadores, de cerrar el paso a esta memoria emergente que reclamaba lugares y responsabilidades, pero ciertamente vanos y que sólo contribuyeron a abrir aún más el tema. Quedó claramente demostrado que durante ese período hubo victimarios, víctimas e indiferentes, pero no neutrales.

(En cuanto al debate intelectual de los historiadores en Alemania a mediados de la década del ochenta, me refiero a lo que comúnmente se llama “Historikerstreit” y sobre las posturas de Ernst Nolte y Jürgen Habermas, lo reseñaré en un post monográfico cuando finalice esta serie.)

Hoy vemos que el pasado nazi está presente no sólo en el recuerdo de edificios semidestruidos que se conservan así desde la Segunda Guerra Mundial como mojones de un pasado terrible, sino también en reconocimientos públicos como los de Günter Grass o programas escolares, exposiciones, etc. muchas veces impulsada por colectivos como la comunidad judía que busca mantener viva su memoria de un tiempo lacerante.

El planteo final puede estar dado por la pregunta :¿Es esta reacción de las nuevas generaciones de intelectuales alemanes y de la sociedad en general, suficiente? ¿Está la memoria histórica de los sobrevivientes y la memoria adquirida por la posteridad atesorada por la historia alemana? Quienes hicieron posible esta etapa tan terrible en la historia alemana se sirvieron de vías democráticas para asumir el poder (aunque luego la abandonaran), se nutrieron de intelectuales, científicos y gente común para llevar a cabo la barbarie criminal y se organizaron desde el poder de un gobierno legitimado internacionalmente. Esto es pasado sí, pero la memoria de ese pasado tiene la posibilidad de interactuar con el presente y el futuro.
El lugar de la memoria histórica , no simplemente el conocimiento de la historia, es fundamental, porque como decía el Premio Novel Elie Wiesel: “una memoria que no tomase en cuenta el futuro violaría el legado del pasado.”

Memoria histórica en España.


Un tema latente en la España de hoy es el tratamiento que se le debe dar a la memoria histórica .Como cada vez que esta emerge, sea en una forma de denuncia, discurso crítico o una ley propugnada por el gobierno, se encienden las pasiones que ponen en evidencia el conflicto entre la historia establecida y la de los vencidos.
Esto que ocurre no es por falta de juicio crítico sobre el pasado de la Guerra Civil Española o el franquismo, ya que se ha establecido con bastante claridad las características de ambos y las posteriores mutaciones durante la dictadura franquista. Pero hay algo más, es lo que podríamos llamar , como hace Reyes Mate, las víctimas, los ausentes, los silenciados, los olvidados.
Si bien en el caso español encontramos una historiografía bastante amplia en matices, en la que no han faltado intereses políticos, el debate que abraza hoy a España implica lo siempre presente, una memoria que no se corresponde con la historia oficial, la memoria invisibilizada pero siempre presente en el conciente colectivo.

En la sociedad española se reproduce el mismo fenómeno que en otras sociedades que intentan despojarse rápidamente de un pasado incómodo, en el que no desean verse nuevamente inmersos y que optan por el distanciamiento. Es la reacción natural ante una guerra y un régimen que se caracterizaron por su extrema violencia y dureza represiva.
Pero el pasado no ha sido enterrado aún, sí sus muertos, pero no es suficiente para dar por cerrado un capítulo histórico de la magnitud que tuvo la GCE y el franquismo.

La transición política posterior a 1975 es hoy discutida entre los que consideran que se hizo lo posible con ese pasado , de acuerdo a los condicionantes de instituciones formadas y crecidas durante la dictadura franquista y por el otro, los que consideran que se hizo lo que correspondía de acuerdo al momento político y de cara al futuro que añoraban los españoles.
Si bien las nuevas instituciones democráticas estaban en pleno resurgimiento, es también atendible observar la debilidad propia de las mismas frente a un poder que aún era en mucho, dominante y determinante para regir la política, al menos en el corto plazo.
La elección, en principio, fue la de olvidar ese pasado incómodo ; que esta haya sido consensuada desde el temor con la mirada al pasado o desde la esperanza con la vista puesta en el futuro, es lo que divide hoy la censura y los aplausos.

En cualquier caso hay una decisión de no juzgar los crímenes cometidos y la contrapartida de relegar al olvido toda memoria de los vencidos. Estas eran dos decisiones que no podían separarse, de otra forma la herida que se intentaba cerrar hubiera sido permanentemente expuesta. Pero al mismo tiempo llevó a una superación artificial del problema, lo que condujo al conflicto actual; porque la herida cerró superficialmente y hoy se reabre , dando la razón cuando hablamos de una memoria siempre presente aunque no siempre visible.

Cómo instrumentalizar esa memoria histórica; si desde el reconocimiento simbólico de los partidos políticos, o una reparación económica, o con la anulación de los juicios franquistas ,etc. Es un aspecto paralelo. El tema en sí es como debatir ese pasado, cómo catalizarlo y admitirlo dentro de la propia historia haciéndolo parte de la identidad; no ya la identidad de los ausentes, sino la de la propia historia.

La reconciliación nacional española tenía un costo en aquel momento, al menos así lo entendieron los actores de esa transición democrática; el problema se suscita cuando dentro de las consideraciones se dio por asumido el olvido junto con la firma de decretos constitucionales.
La sociedad española de hoy asiste a un debate sobre su memoria histórica que va mucho más allá del traslado del Archivo de Cataluña; está discutiendo sobre su derecho a recordar y sus implicancias inmediatas y futuras.Para ello es indudable que debe despojarse de toda idea que propugne que memoria esta relacionado con el rencor y la revancha.
Memoria está directamente relacionada con la historia de los que hasta ayer fueron invisibles pero que están presentes en las fotos familiares, en las cunetas de algunas carreteras, detrás de recuerdos difusos, etc.

Es interesante que, en la actualidad de la sociedad política española, haya un sector que intenta negar esa memoria a los vencidos. Y lo situamos como llamativo porque es el temor a esa memoria el que los lleva a proyectar el presente sobre el pasado, cuando se sabe que toda memoria histórica actúa en el presente desde ese pasado. Es como aspirar a ser dueño del pretérito y ver al presente como una amenaza a esa posesión.

Si hay una memoria viva y con voz, ella será escuchado siempre por alguien, historiador o no y su eco perdurará a pesar de carecer de documentos o pedestales, por ello es ineludible el debate sobre la memoria histórica, no si esta es necesaria o no, oportuna o insolente; sino en qué términos se puede afrontar esa memoria y cómo se incorpora a la historia.

viernes, mayo 18, 2007

Pluralidad de memorias.

Uno de los libros de historia, que podríamos considerar de los más antiguos que nos llegan a nuestro presente, comienza de esta forma:

“Heródoto de Turios expone aquí el resultado de sus búsquedas, para que las cosas hechas por los hombres no se olviden con el tiempo y que las grandes y maravillosas acciones llevadas a cabo tanto por los griegos como por los bárbaros no pierdan su esplendor.”

Si fuera posible que interpeláramos a Heródoto, seguramente podría aclararnos el alcance de su afirmación y designio.Es claro que avanza contra el olvido , pero también subyace en su afirmación que ha trabajado por ello tomando un trazo determinado:el de los griegos y el de los bárbaros.

Hoy las memorias se elaboran también desde determinadas perspectivas, con objetivos similares a los de Heródoto “no se olviden”, pero con intencionalidades diferentes, desde el rescate de la historias vivenciales, es decir experiencia y sufrimiento de específicos grupos relegados en la historia, entre los que podríamos mencionar el colectivo de los esclavos africanos en América del Sur, las etnias indígenas caribeñas ,etc. hasta la búsqueda de una revisión de la historia , para contar una versión diferente y no siempre honesta como producto de una investigación sesgada. En medio de estos extremos hallamos una serie de colectivos, intenciones y matices ,etc. que tienen lugar en las “memorias” que se reivindican en nuestros días.

La multiplicidad de las memorias contenidas en un mismo espacio tiempo, hacen que la labor del historiador sea ardua en cuanto a elaboración, ensamble, investigación, etc. pero hacen al mismo tiempo posible que su aproximación a ese espacio-tiempo sea amplia y rica y por lo tanto beneficiosa en cuanto a la verdad que busca reflejar.
En primer lugar es necesario superar toda acepción de una historia oficial definitiva y cerrada como hemos dicho con anterioridad. El establecimiento de un poder dominante, que se adueña de un tiempo a través de los testimonios visibles que elige legar y destruye otros intentando borrar todo vestigio de “otra historia”, implicará siempre un obstáculo que sólo es posible sortear a través de la memoria de “los otros” (los que no pertenecen al grupo dominante o vencedor).Un ejemplo claro de esto es el objetivo de Hitler y el nazismo durante el período 1933-1945 en Alemania, de borrar de la faz de la tierra toda huella del pueblo judío, abarcando desde el genocidio hasta la destrucción de todo tipo de testimonio material que pudiera recordar su existencia.
Allí la construcción de una historia oficial hubiera implicado la negación absoluta de una cultura, un pueblo y finalmente una existencia histórica.

Tenemos entonces una memoria dominante o memoria oficial a la que le atribuiremos una instrumentación intencionada, no convergente, ni aglutinante, sino parcializada al servicio de un interés específico.
Hacemos la señalización que, hablamos de una memoria dominante no en el sentido de acepción mayoritaria, sino en que responde a un grupo dominante, que también es mencionada en ocasiones como historia oficial; pero que no es historia desde el punto de vista científico, pues carece del más elemental marco teórico y su intención no es el conocimiento.
Esta memoria dominante que se busca legar e imponer en el presente y futuro de una sociedad será siempre incapaz de alcanzar y sujetar la memoria del recuerdo depositada en el colectivo relegado o vencido, pues para estos la experiencia vivida es (muchas veces) su único testimonio y siempre un elemento integrante de su identidad.

Tenemos asimismo una memoria de desde los actores individuales, que no necesariamente responden siempre a un fragmento de la memoria oficial o de grupos emergentes invisibles en ella.
La vivencia personal del actor, desde una configuración singular aporta componentes esenciales a la historia que se busca conocer, desde el momento que son hacedores de esa historia, pero ello sin olvidar que será siempre una parcialidad que puede incluso estar distorsionada gravemente por las restricciones propias de su circunstancia y ubicación.

Tenemos que mencionar también un concepto muy amplio de memoria en el cual se trabaja la perspectiva de grupo, la “memoria colectiva” que responde al interés del grupo, selecciona y reconstruye, basada en determinadas elecciones del pasado, una elaborada memoria que será trasmitida expresando y correspondiendo a factores identitarios, étnicos, políticos, sociales, etc. El Dr.Pierre Nora afirma que en ella podemos encontrar también elementos míticos , no sólo vívidos y que su gama llega a ser infinita.
Puede ser emergente o entroncar y asimilarse con una memoria de carácter oficial, pero siempre desde el grupo al que responde.

Podríamos mencionar las memorias sociales, una memoria que es concurrente a una sociedad y un tiempo, muchas veces limitado, directamente relacionada con costumbres, tradiciones de una etnia o entidad social , que se nutre de memorias familiares, individuales, etc .Es esencialmente oral y usualmente perenne.
Las memorias públicas, memorias políticas, etc. son formuladas en parte o en todo por los mismos elementos ya mencionados y constituidas desde especificaciones acordadas que ya hemos tratado sintéticamente.

Esto es sólo un panorama muy breve y siempre arbitrario, susceptible de ser ampliado y aún corregido, pero tiene la sola finalidad de aportarnos una idea general de las materias que desarrollaremos en los siguientes posts.

jueves, mayo 17, 2007

La memoria: características.



La memoria y sus características.

Cuando comenzamos abordar el tema de la memoria en la historia y sus correspondencias , afrontamos una materia especialmente sensible en el oficio del historiador que, en primer lugar debe plantearse ante una realidad ocurrida (la memoria nunca deja de ser parte de esa historia), pero que es a la vez selectiva. Toda memoria elegirá a perpetuidad determinados aspectos a recordar y por el contrario destinará otros, si fuera posible, al eterno olvido.

El Dr.Bruno Groppo señala que encontramos dos características fundamentales en la memoria, la primera que es selectiva y la segunda que es siempre una reconstrucción del pasado en función del presente.

La primera de las características ya la hemos sintetizado brevemente, pero la segunda nos introduce un elemento fuertemente condicionante, el cual es su interacción con el presente.
Si ese presente es de carácter variable en el devenir del tiempo y las percepciones se modificarán indefectiblemente con él, tendremos que esa relación sufrirá cambios según el tiempo en el que se esté abordando.
Cuanto más lejano , mayor será la posibilidad de hallar matices en el tratamiento de la memoria. Tomando por ejemplo un hecho puntual como la Reforma Protestante, los encuadres que podemos darle son múltiples, dependiendo si nos acercamos a ella desde los sobrevivientes hugonotes (protestantes franceses) del siglo XVII, o si podemos analizar el pensamiento de las iglesias evangélicas en el norte de Alemania a finales del siglo IXX.

El desarrollo de una memoria de grupo, llevará en sí una selección arbitraria; por lo tanto podemos presuponer que hay material histórico que es desechado por diferentes causas y razones, en pos de una construcción de identidad (nacional o de pertenencia), afirmación de acervo cultural, social o ideológico. Hechos en sí que pertenecen a la historia, pero que no son fijados o son obviados, ocultados o simplemente , inconscientemente olvidados.

El planteo teórico se abre cuando hace irrupción en escena otra corriente de memoria, tan legítima como la anterior que busca rescatar este material desechado (olvidado, ocultado o negado).Es allí donde nos encontramos ante diferentes memorias, en ocasiones contradictorias unas con otras y en otras oportunidades complementarias. De este choque plural desde diferentes memorias, el historiador debe elaborar una historia científica en la que intervendrán multitud de instrumentos pero a la vez testimonios que sugerirán nuevos elementos, aristas y hechos que están o permanecen ocultos en el tiempo.

Es siempre una sana obsesión de todo historiador registrar todos los hechos desde una perspectiva privilegiada, aséptica de todo interés partidista (de cualquier índole), cuidadosa en sus hechos y completa.
Sin embargo su labor es siempre indirecta y habrá factores y elementos que conspiran contra esa búsqueda de imparcialidad y exactitud.
Observemos que no nos introducimos en el campo de la verdad o mentira histórica, vamos a dar por un momento que sólo es posible la verdad histórica, pero que esa verdad esta constituida de innumerables historias que en muchas ocasiones no es posible descubrir en su totalidad, lo que nos deja siempre una puerta abierta a la rectificación o la reafirmación.

Historia desde el laboratorio.

Marc Bloch decía que un historiador está condenado a no saber qué ocurre en su laboratorio a no ser por los dichos de un extraño, pero que si es verdad que nunca llega a ese laboratorio hasta finalizada la experiencia, puede haber circunstancias que le permitan conocer lo ocurrido, habrá residuos que podrá encontrar y podrá observar con sus propios ojos.

A esta idea , podríamos sumar la intervención de la memoria como los que cuentan lo que ocurrió en esa experiencia, pero que nos hablan sin vestigios (documentos, archivos, cuerpos), nos hablan desde la memoria.

Debemos asumir que en determinadas circunstancias todo lo que nos queda , “esos vestigios” que encontramos en el laboratorio y que nos hablan de la experiencia allí realizada procede de una entidad dominante, que es posible que el laboratorio haya sido contaminado, limpiado o variado en su estructura, que lo registrado en archivos y otras fuentes no sea más que la historia que esa entidad dominante pretende legar y aportar para la elaboración de la historia.

No obstante esa misma experiencia puede ser contada por elementos actuantes o testigos , que desde su propia condición de “vencidos” pueden contribuir con una visión diferente y esclarecedora sobre lo ocurrido experimentalmente.

El historiador que aprecia su oficio debe estar atento y dispuesto a rescatar estas memorias, no por lo que importan a nivel ideológico, individual o de grupo, sino por el conocimiento mismo de la historia, sabiendo que la verdad nunca es patrimonio de parcialidades sino de una totalidad que él debe perseguir.

Sintetizamos entonces las ideas sobre la memoria y la línea que desarrollaremos en tres aspectos:

Primero que la memoria siempre es arbitraria, tiende a recordar determinados hechos y relegar al olvido otros.
Que encontramos una pluralidad de memorias, según desde dónde nos situemos a inquirir en ese pasado.
Y que ante la evidente existencia de una memoria dominante (historia desde los vencedores), debemos rescatar las memorias desde los vencidos.

En los posts sucesivos presentaremos los temas de la pluralidad de memorias, el tratamiento de algunos hechos históricos del siglo XX, en tres sociedades diferentes: la memoria luego de la Guerra Civil Española, de la Alemania nazi y de los desaparecidos en Argentina.
También tocaremos el tema de las reacciones ante el surgimiento de las “otras memorias”, el enfrentamiento ficticio con la historia, la asimilación de memoria a revancha, etc.
Y cerraremos con un tema que entiendo especialmente gravitante: el papel de la memoria en la educación popular, su grado de importancia y aportación.

miércoles, mayo 16, 2007

Sin papeles,sin escuela...


Hago un breve paréntesis en medio de esta serie sobre Historia y Memoria, para dejar un breve comentario sobre una polémica ley que se pretende extender en Alemania, país que cómo sabréis me unen grandes lazos y que conozco muy bien y que viola uno de los derechos esenciales del niño.

Leer noticia en Deutsche Welle

La Iglesia Evangélica de Bonn ha organizado el Congreso de Migranet, (si habéis leído la noticia ya saben de qué va) y la proclama de Menschenohnepapiere (gente sin papeles)es:

“No a la obligación de denunciar a los hijos de sin papeles en las escuelas, pues el derecho a la educación es un derecho fundamental; concesión de derecho a asistencia médica para los sin papeles y sus familias; y protección legal a los que presten asistencia a este tipo de personas, pues se trata de ayuda humanitaria.”

Se refiere concretamente a una ley que obliga a las escuelas a denunciar a los hijos de los “sin papeles” que asistan ; con el fin de deportar a sus padres, pues en Alemania, aquellos que son identificados en una calle, oficina, o similar y carecen de estancia legal en el país , son deportados casi de inmediato.
La ley es bastante dura y restrictiva y no es mi interés entrar a debatir sobre ella, ni tampoco quiero alentar la inmigración ilegal a Europa.

Lo que sí me resulta preocupante, es que con esta nueva escalada de “acoso y captura”, se vulnera uno de los derechos fundamentales del niño, que es el ser educado, indistintamente de la situación legal de sus padres y aún de la suya. Y este derecho es reconocido en toda Europa y claro, por Alemania también.

No soy ciudadano alemán, pero sí soy ciudadano europeo y como tal denuncio este hecho como uno de los más aberrantes que se pueden cometer en la Europa de hoy, ya que la utilización de los niños y la violación de un derecho primordial del ser humano, para conseguir cualquier fin es una actitud execrable en cualquier país democrático y que se fundamenta en el derecho y el respeto a la dignidad humana.

Lo que solicita Menschenohnepapiere ( Menschenohnepapier)en alemán, es una demanda que entiendo justa y digna, como dice el especialista de migración Heiko Kaufmann, de ProAsyl y Aktion Courage : son derechos humanos básicos, que rige para todos, en todo el mundo y en Alemania, también.

Un niño no puede asistir con miedo a la escuela o sufrir una enfermedad sin atención médica, mucho menos por una iniciativa legal gubernamental.
Y tampoco se puede volcar sobre los hombros de las maestras y maestros la responsabilidad de la denuncia de una situación irregular en un niño que acude a una escuela para recibir educación y no para convertirse en un señuelo.

Quiera Dios iluminar a las autoridades alemanas para dar marcha atrás con esta iniciativa que recuerda políticas que pertenecen al pasado nazi, justamente, al peor período de este país.

viernes, mayo 11, 2007

Memoria histórica. (Introducción y aclaraciones)


Pretendo en los próximos post abordar un tema que entiendo es de suma importancia para todo historiador: la aproximación que hacemos al hecho histórico desde nuestro propio contexto y al mismo tiempo el lugar que la memoria ocupa en la Historia; si ambas son sinónimos, si tienen elementos comunes pero también diferenciales o parten de puntos diferentes, comparten determinados hechos y están destinadas en forma disímil para el receptor.

En la segunda mitad del siglo XX y hasta hoy ha comenzado a valorarse una perspectiva histórica desde la memoria. Esto no es nuevo, podemos encontrar este proceder desde los albores de la humanidad, en los relatos de trasmisión oral que perseguían legar a las generaciones posteriores, el conocimiento de su historia y su acontecer. Así lo vemos también en el Pentateuco, en las exhortaciones que hace Dios al pueblo de Israel y que tiene que ver con su historia, además de sus leyes.

Pero lo que nos interesa abordar aquí es, cómo establecer una memoria, lo mas representativa posible de los colectivos involucrados en los hechos históricos, sin caer en parcialidades ni omisiones, pero al tiempo que tampoco se pierde síntesis, rigurosidad y objetividad.

Decíamos que hoy se habla a menudo de “memoria histórica” y nos podemos preguntar legítimamente: memoria de quién o desde qué lugar hacemos memoria de la historia. Si esta se plantea como una revisión de la historiografía oficial y pretende “lavar”determinadas imágenes históricas que han sido tratas en forma establecidas a lo largo del tiempo, y que hoy con este lavado de imagen se espera cambiar la percepción que de ella se tiene en la opinión pública. Ejemplo de ellas, los encontramos en temas que hemos tratado en este blog, como por ejemplo el papel de los alemanes en la Alemania nazi o el papel de la Inquisición; hoy encontramos historiadores, investigadores y otros que nos cuentan una historia diferente (a lo comúnmente contrastado hasta hoy y corroborado por las pruebas y los hechos), en muchos casos tan forzadas que uno llegaría a la conclusión leyéndolos que por ejemplo , el Holocausto nunca ocurrió ( caso Irving ), la Inquisición prácticamente no quemó a nadie y los nazis en la Alemania de Hitler eran sólo la camarilla de Hitler y poco más..absurdos de este tipo son posibles por el desconocimiento histórico (olvido inconciente y desmemoria histórica) y la intencionalidad política, religiosa o de cualquier otro tipo que abrigan determinados grupos de poder.

Por ello creo importante el debatir sobre “ la memoria”; cómo la entendemos, cómo la aplicamos y como se relaciona con la Historia.

Paralelamente quisiera aclarar un tema en el que he estado envuelto a partir de mi aseveración que en el devenir histórico, al que considero como científico desde luego, veo el obrar de Dios.

Esta afirmación me ha situado en medio de un fuego cruzado; entre aquellos que consideran que me acerco a la Historia desde un prejuicio religioso (o supuesto religioso para se r más exacto) que me oficia de limitante y condicionante y me invalida para plantear un análisis histórico desde una posición científica.
Y desde el otro lado otros que me señalan que Dios y la ciencia son incompatibles y que me debe bastar la fe (y la Biblia) para explicar el origen, desarrollo y destino de la Humanidad sin necesidad de apelar al conocimiento humano o secular reflejado en otros libros.

Obvio es decirlo considero ambas posturas equivocadas. Soy historiador y soy también cristiano, no veo incompatibilidad, no la experimento y nunca he encontrado dificultades objetivas relacionado con ello en mi activad y oficio.

Para zanjar este tema, respondo a los primeros que mi oficio de historiador lo ejerzo con toda la honestidad de la que soy capaz, pero lo hago desde mi lugar: soy cristiano y soy protestante, esto es parte de mi identidad y no puedo (ni aun queriendo) renunciar a ello. Este condicionamiento es común a todo aquel que escribe sobre la Historia , pues todos escribimos desde o con nuestra propia identidad, es imposible hacerlo desde otra posición.

Y en respuesta a los segundos recurro al prólogo escrito por José Grau para el libro “Israel y las naciones” de FF Bruce:

“ ¿ No propugnamos que la Biblia es suficiente? ¿Por qué pues acudir a otros libros? Quienes así piensan parecen dignos émulos de aquellos musulmanes que incendiaron la gran biblioteca de Alejandría –una de las mas completas de l mundo antiguo_ y luego trataron de justificar su acción afirmando que “si había algo bueno en estos libros también estaba en el Corán, de modo que no servían para nada”. Mi modesta experiencia de enseñador me confirma, cada día más, en una sospecha: los que dicen que solo leen la Biblia, ni la Biblia apenas leen. Porque si fueran tan asiduos lectores de la Escritura ya habrían descubierto que el mismo texto inspirado nos invita a la consulta de otros libros no inspirados.
Tiene que ser así necesariamente debido a la naturaleza histórica del Libro de Dios. El Espíritu Santo que guió a los autores bíblicos daba por sabidas, a nivel humano, muchas cosas y muchos acontecimientos en los lectores, dejando así aspectos de orden geográfico-histórico –lugares, emplazamientos , fechas, cronologías, etc.- y aun ideológico religiosos: orígenes y naturaleza de los varios sincretismos denunciados, los cultos paganos de la fertilidad, las corrientes de pensamiento en boga, modo y modas de algunas épocas determinadas, etc., abiertos a la investigación del estudiante. Hay más : son los propios textos bíblicos de libros como Samuel, Reyes y Crónicas, entre otros los que apelan a fuentes extrabíblicas para corroborar ciertos datos.”

Hasta aquí la introducción al tema. El debate reflexivo queda abierto.


Daniel Pisoni



Nota:
Durante el desarrollo de estos post que se referirán fundamentalmente a la memoria histórica, también intercalaré algunos otros monográficos sobre temas de actualidad, cuando el tema lo amerite.
En cuanto a lo extenso de las presentaciones y desarrollos, es un doble desafío tratar de condensar en un post , tanto la claridad como sencillez , ceo que en ocasiones lo logro y en otras no; pido disculpas cuando esto último ocurre, pero considerad que esto es un Blog y no un libro , aunque muchos de mis post pertenecen a fragmentos de libros de mi autoría o de otros. Señalo esto por algún comentario que se me ha hecho, por ejemplo en relación al post sobre los libros “deuterocanónicos”.

miércoles, mayo 09, 2007

Irlanda del Norte: la paz es posible.



Leer noticia en Deutsche Welle

Para los que crecimos escuchando frecuentemente del conflicto en Irlanda del Norte, entre “católicos y protestantes”, que más tarde fuimos testigos “in situ” de salvajes atentados; que también tenemos amigos y conocidos que sufrieron en sus vidas por este flagelo de la incomprensión mutua y la intolerancia; la noticia del acuerdo para formar gobierno de los unionistas y republicanos , no deja de ser auspiciosa, increíble y feliz.

Muchas veces se ha querido ver este conflicto como un enfrentamiento religioso propio del siglo XVI pero en la edad contemporánea; sin embargo eso, además de ser un reduccionismo absurdo, denuncia una ignorancia grave, sobre las razones de distinto tipo que confluyen en el origen y desarrollo mismo del conflicto.

Hoy felizmente, sin hacer otros juicios de valor; podemos ver al otrora “temible” Rev.Ian Paisley (hay todavía por allí una foto suya de hace treinta cinco años, corriendo en una manifestación blandiendo un garrote) y al “ex comandante del IRA”, Mc Guinness; siendo parte del mismo gobierno para Irlanda del Norte.

Lo que ayer era impensado, hoy es realidad y la paz vuelve a reinar en Irlanda del Norte, era el deseo de su gente, después de tanta sangre y absurdo; y estos, Sinn Fein, Gerry Adams, Unionistas y Paisley; antes irreconciliables enemigos, se han sujetado a los deseos de los norirlandeses.
Ya no más Bloody Sunday, ya no más atentados...

Hoy recuerdo lo que me dijo una amiga irlandesa perteneciente a uno de los bandos, en Londres, por aquellos días en que aún el acuerdo parecía lejano:”Nos equivocamos, esto no se puede dirimir con armas, sino en lo espiritual..”

Que otros, en enfrentamientos similares, tomen nota. La paz es posible.

Enhorabuena

jueves, mayo 03, 2007

De una iglesia viva a una iglesia agonizante.

No suelo escribir mucho sobre el tema de la Iglesia en Europa, ni en el resto del mundo y en esta oportunidad tampoco lo haré.
Le dejaré la palabra a Ricardo Gondim.

Por medio de un artículo que cita mi amigo Jaaziel en el El blog Cristianosh, he descubierto a este preclaro pastor que sintetiza ,con perspectiva de futuro la situación que muchos hemos conocido de primera mano, fundamentalmente en Gran Bretaña (país al que amo entrañablemente, lo digo, para que nadie piense en algo peyorativo de mi parte), aunque otro tanto ocurre en varios países de Europa. Y la verdad es esta; muchas iglesias se están cerrando en esta hora; lo veía en mis tiempos de estudiante y es una tendencia que continúa, lamentablemente.

La gran pregunta es : ¿Hay alguna posibilidad que se repita la historia en otro lugar? Hoy vemos que en Latinoamérica el surgimiento de nuevos templos y la extensión cuantitativa de las iglesias evangélicas parece no tener techo; pero ,¿Se avizoran en el futuro indicios que advierten de una situación similar a la que hoy vivimos en Inglaterra, Gales o Escocia?

Para la Iglesia en Latinoamérica aún es tiempo y es de sabios corregir ,cuanto más si se es advertido antes que el problema se consolide; ahora aún pueden evitar males mayores. Ricardo Gondim alza su voz clara , habla de Brasil, pero su ejemplo es válido ,extensible y aplicable a otras partes de América que tienen un presente similar.

Tiene razón Gondim, a nosotros aquí , no nos alcanzó con nuestra defensa doctrinal a ultranza, con un avanzado debate teológico, ni la disciplina y ética anglosajona o teutona.
Pero entrar a dilucidar las causas y motivos, implicaría que dedicáramos los próximos meses de posts , sólo para posicionar el escenario; lo mismo alguna vez lo hagamos y Dios nos ayude a llegar a buen puerto, porque aquí en Europa necesitamos replantearnos muchas, pero muchas cosas, ya no sólo viendo nuestro pasado y este presente, sino de cara al futuro.

Pero no hoy; hoy pienso en los amigos que leen este blog desde Latinoamérica. Atendamos a lo que dicen estas palabras del pastor Ricardo Gondim (Trad.Gabriel Ñanco).

El blog de Ricardo Gondim: Las iglesias también mueren