martes, octubre 31, 2006

Carlos de Seso.(1516-1559)


Es un caso especial, este predicador italiano, ya que en similitud a la labor que realizó Juan de Valdez fuera de su patria, Carlos de Seso lo haría en Vallodolid , España.
Lo incluímos entre este grupo ilustre, por derecho propio y por la fructífera tarea que llevó a cabo, hasta el fin de su vida a manos de la Inquisición española.

Nacido en Verona, en el seno de una familia perteneciente a la nobleza, fue en Italia donde tomaría contacto con el Evangelio y las doctrinas reformadas.

Cuando se trasladó a España, se pondría al servicio del emperador Carlos I, siendo altamente distinguido por su valentía en las campañas guerreras y ganándose una reconocida fama como soldado.
Allí contrajo enlace, emparentándose con la realeza española y fijando su primera residencia en Logroño.
Desempeñaría diferentes cargos,como el de corregidor en Toro por el año 1554, dada su capacidad y conocimiento de las leyes.Sin dudas , se trataba de un hombre brillante en la labor que desarrollara.

Pero paralelamente a sus labores seculares, dedicaba todo su esfuerzo a predicar el Evangelio y su fe, en medio de sus amistades, fueran estas de la nobleza o del pueblo llano.
Pronto se trasladaría a Valladolid y desde allí irradiaría en todos los pueblos de la vecindad, sus conocimientos doctrinales, así como obras y escritos reformados.
Muy respetado por su cultura y don de gentes, poseía un caracter afable, pero no carente de firmeza y convicción cristiana, como se desprende de las actas del proceso realizado por la Inquisición y que terminó con la ejecución o encarcelamiento de todos los evangélicos de Valladolid en los Autos de Fe de 1559.
En estas mismas actas se refleja que , sin lugar temor a equivocarnos podemos afirmar que, se trató de uno de los mentores más importantes de la Reforma en Valladolid, dado que es mencionado asiduamente como el principal dogmatizante protestante lo que habla a las claras de su espíritu evangelizador y de su amor por la causa de Cristo.

Su persona fue de tal importancia, que su ejecusión fue reservada para el Auto de Fe que presenciaría personalmente Felipe II.
En ningún momento del proceso que duró más de un año,ni durante su cruel muerte, mostró algún signo de flaqueza o debilidad , este valiente italiano que entregó su vida por su fe.
Por el contrario, a pesar del encarcelamiento, las torturas , humillaciones y amenazas que sufrió con tal que abjurara de su fe reformada; hasta el momento mismo de su muerte dio testimonio del Espíritu que en su corazón moraba.

Llevado a la hoguera el 8 de Octubre de 1559, era dificilmente reconocible por el deterioro físico que las duras condiciones a las que había sido sometido le produjeron; en su camino aún tuvo tiempo de exhortar al rey, por lo que le fue colocada una mordaza, para que no pudiera predicar sus doctrinas. Mordaza que sólo le fue retirada instantes antes que se incendiara su hoguera, con el fin de escuchar su arrepentimiento, pero lo que habrían de oir los presentes sería muy diferente: "Si me quedase tiempo, os demostraría que vosotros os vais al infierno todos los que no hacéis lo que yo hago.Llegue ya este tormento que me habéis de dar."

Gallardamente , este soldado italiano, que había ganado su fama en los campos de batalla, pero que había cambiado su espada de metal, por la espada de la Palabra, para servir al único Rey y Salvador, podía decir, como lo expone S.Vila: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe."