viernes, mayo 18, 2007

Pluralidad de memorias.

Uno de los libros de historia, que podríamos considerar de los más antiguos que nos llegan a nuestro presente, comienza de esta forma:

“Heródoto de Turios expone aquí el resultado de sus búsquedas, para que las cosas hechas por los hombres no se olviden con el tiempo y que las grandes y maravillosas acciones llevadas a cabo tanto por los griegos como por los bárbaros no pierdan su esplendor.”

Si fuera posible que interpeláramos a Heródoto, seguramente podría aclararnos el alcance de su afirmación y designio.Es claro que avanza contra el olvido , pero también subyace en su afirmación que ha trabajado por ello tomando un trazo determinado:el de los griegos y el de los bárbaros.

Hoy las memorias se elaboran también desde determinadas perspectivas, con objetivos similares a los de Heródoto “no se olviden”, pero con intencionalidades diferentes, desde el rescate de la historias vivenciales, es decir experiencia y sufrimiento de específicos grupos relegados en la historia, entre los que podríamos mencionar el colectivo de los esclavos africanos en América del Sur, las etnias indígenas caribeñas ,etc. hasta la búsqueda de una revisión de la historia , para contar una versión diferente y no siempre honesta como producto de una investigación sesgada. En medio de estos extremos hallamos una serie de colectivos, intenciones y matices ,etc. que tienen lugar en las “memorias” que se reivindican en nuestros días.

La multiplicidad de las memorias contenidas en un mismo espacio tiempo, hacen que la labor del historiador sea ardua en cuanto a elaboración, ensamble, investigación, etc. pero hacen al mismo tiempo posible que su aproximación a ese espacio-tiempo sea amplia y rica y por lo tanto beneficiosa en cuanto a la verdad que busca reflejar.
En primer lugar es necesario superar toda acepción de una historia oficial definitiva y cerrada como hemos dicho con anterioridad. El establecimiento de un poder dominante, que se adueña de un tiempo a través de los testimonios visibles que elige legar y destruye otros intentando borrar todo vestigio de “otra historia”, implicará siempre un obstáculo que sólo es posible sortear a través de la memoria de “los otros” (los que no pertenecen al grupo dominante o vencedor).Un ejemplo claro de esto es el objetivo de Hitler y el nazismo durante el período 1933-1945 en Alemania, de borrar de la faz de la tierra toda huella del pueblo judío, abarcando desde el genocidio hasta la destrucción de todo tipo de testimonio material que pudiera recordar su existencia.
Allí la construcción de una historia oficial hubiera implicado la negación absoluta de una cultura, un pueblo y finalmente una existencia histórica.

Tenemos entonces una memoria dominante o memoria oficial a la que le atribuiremos una instrumentación intencionada, no convergente, ni aglutinante, sino parcializada al servicio de un interés específico.
Hacemos la señalización que, hablamos de una memoria dominante no en el sentido de acepción mayoritaria, sino en que responde a un grupo dominante, que también es mencionada en ocasiones como historia oficial; pero que no es historia desde el punto de vista científico, pues carece del más elemental marco teórico y su intención no es el conocimiento.
Esta memoria dominante que se busca legar e imponer en el presente y futuro de una sociedad será siempre incapaz de alcanzar y sujetar la memoria del recuerdo depositada en el colectivo relegado o vencido, pues para estos la experiencia vivida es (muchas veces) su único testimonio y siempre un elemento integrante de su identidad.

Tenemos asimismo una memoria de desde los actores individuales, que no necesariamente responden siempre a un fragmento de la memoria oficial o de grupos emergentes invisibles en ella.
La vivencia personal del actor, desde una configuración singular aporta componentes esenciales a la historia que se busca conocer, desde el momento que son hacedores de esa historia, pero ello sin olvidar que será siempre una parcialidad que puede incluso estar distorsionada gravemente por las restricciones propias de su circunstancia y ubicación.

Tenemos que mencionar también un concepto muy amplio de memoria en el cual se trabaja la perspectiva de grupo, la “memoria colectiva” que responde al interés del grupo, selecciona y reconstruye, basada en determinadas elecciones del pasado, una elaborada memoria que será trasmitida expresando y correspondiendo a factores identitarios, étnicos, políticos, sociales, etc. El Dr.Pierre Nora afirma que en ella podemos encontrar también elementos míticos , no sólo vívidos y que su gama llega a ser infinita.
Puede ser emergente o entroncar y asimilarse con una memoria de carácter oficial, pero siempre desde el grupo al que responde.

Podríamos mencionar las memorias sociales, una memoria que es concurrente a una sociedad y un tiempo, muchas veces limitado, directamente relacionada con costumbres, tradiciones de una etnia o entidad social , que se nutre de memorias familiares, individuales, etc .Es esencialmente oral y usualmente perenne.
Las memorias públicas, memorias políticas, etc. son formuladas en parte o en todo por los mismos elementos ya mencionados y constituidas desde especificaciones acordadas que ya hemos tratado sintéticamente.

Esto es sólo un panorama muy breve y siempre arbitrario, susceptible de ser ampliado y aún corregido, pero tiene la sola finalidad de aportarnos una idea general de las materias que desarrollaremos en los siguientes posts.

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