Karl Barth, Barmen y la libertad de conciencia.
Entre los elementos fundantes de la Bekennende Kirche (Iglesia Confesante en español) encontramos el Sínodo de Barmen, que se realizó entre 29 y 31 de Mayo de 1934, en Barmen, Alemania y la declaración emanada y refrendada por los 139 delegados enviados por las iglesias territoriales. Era la primera representación de una organización incipiente que se iba a oponer a los planes de Hitler de nazificar el cristianismo protestante.
Se suele afirmar correctamente que mucho del fundamento teológico de la Declaración de Barmen se le debe al pensamiento de Karl Barth y su enunciado : “La Iglesia debe seguir siendo Iglesia y se debe convertir en Iglesia.”Allí la perspectiva de los límites del estado secular y la Iglesia son claros y definitivos y sus competencias son diferentes .
Los discursos dogmáticos serán determinantes porque desmontarán con facilidad la argumentación de los Deutscher Christen que llevaban a una autocracia del Estado y su intervención en asuntos de fe y dogma.
Barth siguiendo la línea del pensamiento de Agustín y Lutero , profundiza que las dos esferas de acción (los dos reinos) son independientes pero sujetos a Dios.
El Estado tiene un carácter divino (autoridad para disponer justicia y orden), pero que esto le implica un principio moral de respeto a la Iglesia que para el Estado es un deber observar, si quiere tener legitimidad. Esto lleva , según Barth a rechazar toda tesis de pensamiento que afirme que el Estado es la única y total autoridad o que la Iglesia es un dominio del Estado.
Al mismo tiempo Barth dirá que la lucha de la Iglesia es del orden espiritual y no política, y con ello renuncia a que la Iglesia intervenga en terrenos que no fuera el suyo.
Vamos en este post a destacar sólo algunos aspectos generales que nos ayuden a un acercamiento primario a este importante hecho histórico. Lo vamos a hacer desde lo teológico , aunque la interacción con el momento político es real y por lo tanto inevitable; observemos la argumentación desde una perspectiva bíblica.
Su relevancia está dada porque con esta declaración se puso en evidencia la verdadera esencia cristiana de la Bekennende Kirche en contraste con la propuesta de los Deutscher Christen o la Iglesia del Reich que buscaban un sometimiento del cristianismo a las ideas racistas y totalitarias de Hitler.
Barmen es un pronunciamiento teológico básico; fuertemente cristocéntrico, que estaba compuesto de seis puntos esenciales, basados en la Biblia, donde se pone en alto la soberanía de Cristo por sobre todo otro poder emanado del hombre. En este caso, afirma su rechazo de considerar al Estado como fuente de revelación o poder independiente de Dios. Esto era algo que propugnaban los DC para fortalecer la preponderancia del Estado hitleriano a los ojos de los creyentes.
El primer punto: Basádo en Juan 14:6 y Juan 10:1-9. Afirma a Cristo como única Palabra de Dios y rechaza (damnatio) cualquier otra posibilidad de encontrar en otros órdenes (acontecimientos o poderes, apuntando al Estado del Reich) la revelación de Dios.
El segundo punto: Fundamentado en 1 Cor.1:29-31 afirma que no hay área de la vida que no esté sujeta al señorío de Cristo (Cristo es nuestro Führer y Señor de todo) .Se afirma la potestad y supremacía de Cristo quien nos ha redimido y por lo tanto se rechaza cualquier sustitución por ningún otro ente.
El tercer punto: Argumentado en Efesios 4:14-16 asevera a la Iglesia como comunidad de creyentes pertenece a Cristo y debe predicar el Evangelio. Impugna estar sujeta al poder del Estado.
El cuarto punto: Asentado en Mateo 20:25-26 alega que la Iglesia debe servir (Cristo como ejemplo) y refuta toda idea de entidad jerárquica con fines dominantes.
El quinto punto: Cimentado en 1 Pedro 2:17 acepta al Estado como autoridad civil y dentro del orden de Dios para el hombre, pero se opone a que la Iglesia deba conformarse como apéndice suyo. De esta forma se siente libre de la tutela del Estado en el desarrollo de sus obligaciones.
El sexto punto: Instituido en Mateo 28:20 y 2ª Timoteo 2:9 postula que la Iglesia debe obedecer el mandamiento de Cristo , esa es su misión y la Palabra no puede ser prisionera.
Es claro que lo que establece con toda claridad son los límites que el Estado tenía en su relación con la Iglesia y que esta sólo respondía ante Cristo y no estaba en manera alguna obligada a someterse al régimen hitleriano.
Su basamento va a ser el orden de la redención efectuada por Cristo (el retorno a Cristo de Lutero y nuestra conciencia de pecadores redimidos) y con ello un fuerte apoyo en principios de la Reforma Protestante.
En el extremo opuesto estaba, la idea de un orden revelacional desde la creación que argumentaban los DC y que afirmaba mandatos, autoridades y normas diferentes al Evangelio, matizado con una visión antropológica y optimista propia del siglo IXX y el progreso científico del hombre.
La Declaración de Barmen proclama a Cristo como Palabra de Dios y como Señor de Su Iglesia (Cristo es esencia del dogma protestante). Rebate que pueda haber otras fuentes de autoridad equivalente para ella.
Atestigua que la obediencia es obediencia a Cristo y Cristo es Revelación de Dios. No es entonces legítimo teológicamente el sometimiento a otras revelaciones (acontecimientos como la historia presente o poderes terrenales); esto es caer en falsas doctrinas.
Aquí es de interés señalar la idea subyacente que insinúa que la historia alemana de ese presente(1934) no tiene porque ser providencia de Dios. En otras palabras, esa realidad política y social no es voluntad de Dios.
Al asentarse firmemente en el fundamento cristiano dejó sin argumentación de valor a los DC. El enfrentamiento en el campo teológico fue ampliamente favorable a la Bekennende Kirche en detrimento de los DC y sus lecturas sesgadas de la Biblia y de los escritos de Martín Lutero. El concepto de revelación fue determinante pues con esto se echó por tierra la argumentación que llevaba, aceptando otras fuentes revelatorias de la voluntad de Dios, a que Hitler y su régimen fueran parte emergente de la voluntad divina.
Desde un planteo ético, la Declaración de Barmen no niega la autoridad al Estado ni la sujeción en lo civil, pero el límite de esa sujeción es la Palabra de Dios. La Iglesia no debe obediencia cuando el Estado sale de los marcos del Evangelio, porque el Estado también está sujeto a la soberanía de Dios.
El cristiano por imperio de la obra redentora llevada a cabo por Jesucristo está sujeto a él en todos los órdenes de su vida. No hay áreas donde Cristo no sea soberano.
La Iglesia compuesta por todos los creyentes está libre (en y por Cristo) de ataduras para cumplir con su mandato de servir al prójimo.
Para una comprensión cabal no se debe perder de vista el momento político de Alemania y el contexto de presión y avasallamiento que los DC y el régimen nazi ejercían sobre el creyente de a pie. En esta declaración se da el sustento teológico a todos los que veían con preocupación y temor el progresivo derrotero que estaban llevando algunas de las iglesias protestantes; en especial aquellas afines con el régimen.
Fue en definitiva una declaración a favor de la libertad de conciencia del cristiano frente a la intención de dominio ideológico por parte de un gobierno totalitario.
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