viernes, julio 13, 2007

Gloria Dei, vivens homo.


Una vez más Gabriel Ñanco de gabrindio.blogspot.com pone al alcance de los lectores de habla castellana, el interesante pensamiento emergente en la teología latinoamericana.
Hoy es el turno del teólogo y escritor Ed René Kivitz; cuyo post en kivitzenespanol.blogspot.com , dejo a vuestra consideración.¡Gracias Gabriel!.

Gloria Dei, vivens homo.
por Ed René Kivitz

El ateismo es un fenómeno de la modernidad. Fue a partir del Iluminismo que se hizo la distinción entre fe y ciencia, lo que dio resultado al surgimiento de los campos religioso y secular. La modernidad excluyó a Dios como hipótesis para explicar el universo y normalizar la vida social. Mientras que la religión explica el mundo con afirmaciones metafísicas sustentadas por la fe, la secularización se vale del método científico que demuestra los hechos: contra los hechos no hay argumentos. Lo que la ciencia no puede probar no puede ser impuesto como paradigma para la vida en sociedad, es objeto de fe individual y privada.

Copérnico y Galileo iniciaron el derrumbe de las explicaciones teológicas del mundo de la física. Karl Marx condenó la religión como el opio del pueblo e instrumento de alienación social. Friedrich Nietzsche denunció la fe en Dios como un impedimento al desarrollo de una humanidad autentica. Sigmund Freud afirmó la búsqueda de dios como una manifestación de un rechazo a la madurez, una opción por la infantilidad que insiste en mantenerse bajo el cuidado de un Dios que se parece más a un padre sobre-protector.

Todos ellos tenían en común la preocupación de emancipar al ser humano de la ignorancia científica, la opresión social, la cobardía existencial, la infantilidad psicológica. Sus palabras negaron a Dios, pero su intención afirmó a Dios con todas las letras. Como Queruga esclarece, el ateismo de la modernidad puede ser entendido no como la negación de lo divino, sino como la afirmación de lo humano.

El tiro moderno salió por la culata. La “muerte de Dios” mató al hombre y vació el universo de sentido: dirección y significado. Y entonces surgió la modernidad líquida (Bauman), cuando ya se sabe que el humano no se basta, la ciencia y la tecnología no son suficientes, las ideologías carecen de suplemento de alma y la razón no abarca la totalidad de la realidad: “hay mas misterios entre el cielo y la tierra de lo que sueña nuestra vana filosofía” decretó Shakespeare.

He aquí la oportunidad del rescate de la religión, o mejor dicho del Cristianismo (el gran condenado en el banco de los reos de la modernidad). Ahora es la hora de mostrar que el sueño de la modernidad se realiza en el Cristianismo adulto. Solamente a partir de la fe y de la relación con la trascendencia, más allá de los límites de la razón, el ser humano desarrolla su plena humanidad. El Cristianismo también quiere el surgimiento del hombre nuevo, o como dijo San Ireneo de Lyon en el siglo II: Gloria Dei, vivens homo; la gloria de Dios es el hombre en la plenitud de su vida.

Publicado por Gabriel

1 comentario:

Orlando Inagas dijo...

Daniel!
Eso es parte de lo maravilloso de los blogs, la retroalimentación constante entre sus autores o "blogueros"
Bendiciones para tí y Ñanco.
:D