viernes, mayo 11, 2007

Memoria histórica. (Introducción y aclaraciones)


Pretendo en los próximos post abordar un tema que entiendo es de suma importancia para todo historiador: la aproximación que hacemos al hecho histórico desde nuestro propio contexto y al mismo tiempo el lugar que la memoria ocupa en la Historia; si ambas son sinónimos, si tienen elementos comunes pero también diferenciales o parten de puntos diferentes, comparten determinados hechos y están destinadas en forma disímil para el receptor.

En la segunda mitad del siglo XX y hasta hoy ha comenzado a valorarse una perspectiva histórica desde la memoria. Esto no es nuevo, podemos encontrar este proceder desde los albores de la humanidad, en los relatos de trasmisión oral que perseguían legar a las generaciones posteriores, el conocimiento de su historia y su acontecer. Así lo vemos también en el Pentateuco, en las exhortaciones que hace Dios al pueblo de Israel y que tiene que ver con su historia, además de sus leyes.

Pero lo que nos interesa abordar aquí es, cómo establecer una memoria, lo mas representativa posible de los colectivos involucrados en los hechos históricos, sin caer en parcialidades ni omisiones, pero al tiempo que tampoco se pierde síntesis, rigurosidad y objetividad.

Decíamos que hoy se habla a menudo de “memoria histórica” y nos podemos preguntar legítimamente: memoria de quién o desde qué lugar hacemos memoria de la historia. Si esta se plantea como una revisión de la historiografía oficial y pretende “lavar”determinadas imágenes históricas que han sido tratas en forma establecidas a lo largo del tiempo, y que hoy con este lavado de imagen se espera cambiar la percepción que de ella se tiene en la opinión pública. Ejemplo de ellas, los encontramos en temas que hemos tratado en este blog, como por ejemplo el papel de los alemanes en la Alemania nazi o el papel de la Inquisición; hoy encontramos historiadores, investigadores y otros que nos cuentan una historia diferente (a lo comúnmente contrastado hasta hoy y corroborado por las pruebas y los hechos), en muchos casos tan forzadas que uno llegaría a la conclusión leyéndolos que por ejemplo , el Holocausto nunca ocurrió ( caso Irving ), la Inquisición prácticamente no quemó a nadie y los nazis en la Alemania de Hitler eran sólo la camarilla de Hitler y poco más..absurdos de este tipo son posibles por el desconocimiento histórico (olvido inconciente y desmemoria histórica) y la intencionalidad política, religiosa o de cualquier otro tipo que abrigan determinados grupos de poder.

Por ello creo importante el debatir sobre “ la memoria”; cómo la entendemos, cómo la aplicamos y como se relaciona con la Historia.

Paralelamente quisiera aclarar un tema en el que he estado envuelto a partir de mi aseveración que en el devenir histórico, al que considero como científico desde luego, veo el obrar de Dios.

Esta afirmación me ha situado en medio de un fuego cruzado; entre aquellos que consideran que me acerco a la Historia desde un prejuicio religioso (o supuesto religioso para se r más exacto) que me oficia de limitante y condicionante y me invalida para plantear un análisis histórico desde una posición científica.
Y desde el otro lado otros que me señalan que Dios y la ciencia son incompatibles y que me debe bastar la fe (y la Biblia) para explicar el origen, desarrollo y destino de la Humanidad sin necesidad de apelar al conocimiento humano o secular reflejado en otros libros.

Obvio es decirlo considero ambas posturas equivocadas. Soy historiador y soy también cristiano, no veo incompatibilidad, no la experimento y nunca he encontrado dificultades objetivas relacionado con ello en mi activad y oficio.

Para zanjar este tema, respondo a los primeros que mi oficio de historiador lo ejerzo con toda la honestidad de la que soy capaz, pero lo hago desde mi lugar: soy cristiano y soy protestante, esto es parte de mi identidad y no puedo (ni aun queriendo) renunciar a ello. Este condicionamiento es común a todo aquel que escribe sobre la Historia , pues todos escribimos desde o con nuestra propia identidad, es imposible hacerlo desde otra posición.

Y en respuesta a los segundos recurro al prólogo escrito por José Grau para el libro “Israel y las naciones” de FF Bruce:

“ ¿ No propugnamos que la Biblia es suficiente? ¿Por qué pues acudir a otros libros? Quienes así piensan parecen dignos émulos de aquellos musulmanes que incendiaron la gran biblioteca de Alejandría –una de las mas completas de l mundo antiguo_ y luego trataron de justificar su acción afirmando que “si había algo bueno en estos libros también estaba en el Corán, de modo que no servían para nada”. Mi modesta experiencia de enseñador me confirma, cada día más, en una sospecha: los que dicen que solo leen la Biblia, ni la Biblia apenas leen. Porque si fueran tan asiduos lectores de la Escritura ya habrían descubierto que el mismo texto inspirado nos invita a la consulta de otros libros no inspirados.
Tiene que ser así necesariamente debido a la naturaleza histórica del Libro de Dios. El Espíritu Santo que guió a los autores bíblicos daba por sabidas, a nivel humano, muchas cosas y muchos acontecimientos en los lectores, dejando así aspectos de orden geográfico-histórico –lugares, emplazamientos , fechas, cronologías, etc.- y aun ideológico religiosos: orígenes y naturaleza de los varios sincretismos denunciados, los cultos paganos de la fertilidad, las corrientes de pensamiento en boga, modo y modas de algunas épocas determinadas, etc., abiertos a la investigación del estudiante. Hay más : son los propios textos bíblicos de libros como Samuel, Reyes y Crónicas, entre otros los que apelan a fuentes extrabíblicas para corroborar ciertos datos.”

Hasta aquí la introducción al tema. El debate reflexivo queda abierto.


Daniel Pisoni



Nota:
Durante el desarrollo de estos post que se referirán fundamentalmente a la memoria histórica, también intercalaré algunos otros monográficos sobre temas de actualidad, cuando el tema lo amerite.
En cuanto a lo extenso de las presentaciones y desarrollos, es un doble desafío tratar de condensar en un post , tanto la claridad como sencillez , ceo que en ocasiones lo logro y en otras no; pido disculpas cuando esto último ocurre, pero considerad que esto es un Blog y no un libro , aunque muchos de mis post pertenecen a fragmentos de libros de mi autoría o de otros. Señalo esto por algún comentario que se me ha hecho, por ejemplo en relación al post sobre los libros “deuterocanónicos”.

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