La memoria de los Desaparecidos en Argentina.
Seguramente la dictadura militar de Argentina que gobernó el país entre 1976 y 1983, jamás imaginó que aquellos que estaban haciendo desaparecer, iban a estar tan presentes en la historia de ese país y que esos desaparecidos iban a ser una memoria presente que aparece vez tras vez como “un pasado que no pasa y no termina de pasar”; como si fuera una cinta sin fin.
Si algo ha quedado claro en estos años treinta años, es que la memoria de esos 30000 argentinos desaparecidos, no desaparecerá jamás.
La memoria sobre ese negro período de la historia martillea a la sociedad argentina desde el tema de los desaparecidos, no en vano, cada uno de los gobiernos democráticos posteriores han debido enfrentar este fantasma y lo han hecho desde posiciones diversas y con intenciones opuestas entre alguno de ellos.
En todos los casos reafirmaron lo obvio, que la memoria de los desaparecidos estaba viva y que era imposible acallarla desde una ley, un indulto o el olvido oficializado.
Curiosamente en este caso la memoria no busca reivindicación histórica; ya la historia ubicó en su lugar el testimonio de los hechos irrepetibles que tienen que ver con ese lapso y sus actores.
La “memoria de los desaparecidos”, no llama a esa puerta de la historia, sino a la conciencia de la sociedad argentina , instándola a una reelaboración de su etapa más oscura, el Proceso de Reorganización Nacional, donde “una guerra sucia” como se llamó al brutal accionar del poder militar , dejó además de una tragedia nacional un trauma histórico que con mucha dificultad hoy intenta superar.
Pero también llama a la justicia y es allí dónde produce el conflicto mayor, el que tiene que ver no sólo con la sociedad sino con las instituciones y el que impide que el silencio y el olvido sean el corolario final que pretendían desde un principio los actores materiales de las desapariciones.
Y esto es así, porque entre todas las previsiones que pudieron hacer los militares de aquella generación, no previeron la fuerza de la memoria. Podían hacer desaparecer personas, sesgar vidas ,robar los hijos de los desaparecidos, cambiarles la identidad, acallar voces; pero no podían borrar la memoria.
Hay tres componentes cardinales de la memoria histórica de los desaparecidos en Argentina.
En primer lugar el rol que juega, además de diferentes organizaciones defensoras de los derechos humanos, el grupo conocido como “Las Madres de Plaza de Mayo.”Reunido espontáneamente en 1977 es hoy paradigma de lucha y dignidad en todo el mundo. Más allá de toda connotación política, este grupo minoritario de mujeres, inesperadamente no cedió ante las amenazas (del poder militar) de su propia desaparición y reclamó desde la memoria, desde el silencio de las víctimas y desde el dolor visceral de una madre .
Es interesante observar este video de Youtube que refleja esa lucha Desaparecidos ver video
La búsqueda de aquellos tiempos era la aparición con vida de las víctimas, el conocer la verdad de lo ocurrido y finalmente la justicia ante la comisión del delito.
El reclamo operó en la doble dimensión de la búsqueda de justicia y preservación de la memoria de los desaparecidos. Una defensa que no se agotó en el Juicio a las Juntas Miliares, sino que continuó en la búsqueda por parte de las Abuelas de Plaza de Mayo de los hijos de los desaparecidos robados por los militares a tierna edad y a los nacidos en cautiverio arrebatados a sus madres y cedidos a padres sustitutos.
En segundo lugar, la formación en 1984, a instancias del presidente Raúl Alfonsín, de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de las Personas (CONADEP) , para investigar todo lo relativo a la desaparición forzadas de personas, su metodología y responsables; esta comisión entregó sus conclusiones finales en un informe que se conoce como “Nunca Más”.
Como tercer hito se debe mencionar el Juicio a las Juntas Militares , donde un tribunal civil y constitucional en 1985 juzgó por primera vez en la historia a un gobierno de facto. Este tribunal dictó sentencia contra los máximos responsables del terrorismo de Estado ejercido entre 1976 y 1983, condenando a algunos de ellos a cadenas perpetuas.
A partir del siguiente presidente constitucional, Carlos Menem, se produce un retroceso en lo que a accionar judicial se refiere, dado que el gobierno menemista en 1990 cede a la presión del estamento militar (que ya había conseguido que se dictaran leyes como el Punto Final en 1986) y declara indultos para todos los procesados.
Sin embargo aquí una vez más se pone en evidencia la imposibilidad de acallar la memoria judicialmente, dado que la presión de las organizaciones de derechos humanos llevó a que se realizaran juicios de esclarecimiento de lo sucedido con muchos de los desaparecidos. Esto fue llamado “Juicios por la Verdad”.No tenían una finalidad punitiva sino de reconstrucción y esclarecimiento de la verdad en los casos pendientes; reconstrucción a través de la memoria histórica.
A partir del año 2006 y con el presidente Kirchner, se ha comenzado a desandar el camino de retroceso iniciado con los indultos, se ha declarado la nulidad de los mismos y la continuación con los procesos que habían sido suspendidos.
Al mismo tiempo se han comenzado a erigir espacios memoriales y recordatorios en los lugares que sirvieron como centros clandestinos de detención , como la ESMA. Esos lugares se llaman hoy “Espacios de Memoria.”
Como se aprecia en el caso argentino el camino de la memoria histórica ha sido arduo y no exento de retrocesos y dilaciones, sin embargo se ha patentizado claramente que los elementos interactuantes en la memoria histórica, implican también que su ingerencia vaya reescribiendo la historia, en este caso vemos con particular nitidez el entrecruzamiento permanente entre memoria e historia, ya no buscando un lugar sino interviniendo en ella .
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