Bartolomeo Fonzio (1502-1562)
Bartolomeo Fonzio era conocido por su amplia cultura y también por sus notables dones para predicar la Palabra del Señor.Había nacido en Venecia en el año 1502 y como era la costumbre de la época, los que se interesaban por la vida eclesiástica lo hacían entrando en algunas de las órdenes religiosas. En el caso de Fonzio, lo hizo con los Franciscanos.
En 1528, comienza a predicar doctrinas luteranas en la iglesia de San Geremia de Venecia y dos años después toma contacto directo con los reformadores alemanes y suizos viajando por Augsburg,Ulm, Basel,etc.
Traduce obras de Lutero, como “Apelación a los nobles cristianos de la nación alemana”, con gran excelencia y gran suceso, al punto que esta obra en italiano circulará largamente en Venecia.
Pasa unos años en Venecia, donde no ceja de tener reuniones y exponer la Palabra de Dios, y en 1537 es denunciado a la Inquisición como luterano. Huye a Roma donde es arrestado , pero en el proceso consigue defenderse habilmente y logra ser puesto en libertad .
Recala entonces en Aquila, donde redacta un Catecismo y pasa luego a Módena entre 1537 y 1541 , donde predica el Evangelio entre las capas mas modestas de la sociedad. En Cittadella , ejerce como maestro durante algunos años, pero luego en 1558, es nuevamente denunciado por enseñar la doctrinas luteranas y arrestado es llevado a Venecia.
Fue procesado por la Inquisición en Venecia durante cuatro años, y aún presionado de diversas formas no se logró que abjurara, por lo cual fue condenado en junio de 1562, a muerte (estrangulamiento) por hereje y su cadáver ser quemado.
Sin embargo , a instancias del gobierno de la República de Venecia, se cambió su ejecución para no desatar demasiado escándalo en el pueblo, a morir por ahogamiento en la laguna con una piedra atada al cuello.
En un principio intentó una nueva defensa, pero rápidamente asumió su situación con valentía y aclaró que todo lo que había enseñado y escrito “era la más pura verdad del Evangelio.”
A pesar de todo, creyó hasta último momento que era posible un despertar en la institución de Roma y que esto los trajera a las doctrinas del Evangelio, su última obra, escrita en la última semana en la prisión, es un testimonio de su pensamiento y esperanza.
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