viernes, septiembre 28, 2007

Birmania sola ante sus verdugos.



La lamentable situación que vive el pueblo birmano hoy, y desde hace décadas, no puede dejarnos indiferentes. Las jornadas de protesta pacífica liderada por los monjes, contra el régimen imperante que encabeza un gobierno militar corrupto y bestial , corre el terrible peligro de ser ahogado en sangre.

A lo largo de la historia hemos asistido a innumerables episodios de este tipo, de variada magnitud, pero siempre teñidos de la mas absoluta tragedia. No podemos dejar de recordar rápidamente la Primavera de Praga, Budapest, Tiananmen,etc. Porque se produce una tragedia cuando los derechos del hombre son vulnerados sistemáticamente y su reclamo acallado por la fuerza de quien detenta el poder de las armas.

Sin embargo, tan horrorosa realidad sólo es posible cuando hay otros elementos que confluyen para hacerla posible. Factores de poder, estrategias de equilibrio regional y mundial, intereses económicos, socio-políticos, indiferencias indolentes...
En el caso birmano, sin intentar una simplificación grosera, podemos señalar tres componentes gravitantes.

La inacción cómplice del gigante Chino (la misma China de los JJOO 2008) que por acción y omisión permite esta catástrofe humana y que no debería extrañar a nadie. China tiene su propia historia de falta de libertad ,brutales represiones y vergonzosa persecución de disidentes en los últimos 60 años, hasta hoy.

La incapacidad de Occidente, y ahora hablamos de nosotros, de articular medidas realmente efectivas para limitar y moderar este tipo de regímenes dictatoriales y monstruosos, nos evidencia que los ideales de libertad y democracia tan caros para nuestra cultura occidental, son sólo un anhelo muy lejano para el pueblo birmano.

Birmania sufrió en 1988, a manos de esta misma Junta Militar, sanguinaria y feroz, una clara prueba del método eficaz que están siempre dispuestos a utilizar sus verdugos, para acallar todo reclamo de libertades esenciales. La comunidad internacional, protestó, en mayor o menos medida, con diferentes bemoles. Pero el curso no cambió y a las partes de prueba nos remitimos. Finalmente una observación pasiva, matizada de condena inocua.

La pregunta obligada de este editorial es, las sociedades libres de este lado del globo: ¿Habremos aprendido algo de Camboya y los Khmers Rojos? Nunca más cierto que la historia es también una cuestión de supervivencia.

Daniel Pisoni (Bajo el auspicio del CEIHE)

miércoles, septiembre 19, 2007

Heródoto Virtual al CEIHE

Con el inicio del nuevo ciclo académico , se ha decidido que el Blog Heródoto Virtual sea incorporado al CEIHE ( Centro de Estudios e Investigación sobre la Historia de Europa).

Su función será difundir en idioma castellano las actividades del Centro, así como reseñas de los trabajos investigativos, estudios y proyectos de los diferentes componentes del CEIHE.

Se seguirán manteniendo las entradas realizadas desde su creación, al tiempo que no habrá modificaciones sustanciales en cuanto a la línea de pensamiento llevada hasta aquí, ya que ésta responde al ideario de valores que fundamentan al CEIHE.

Cordialmente.

Dirección CEIHE

lunes, septiembre 03, 2007

El prisionero personal de Hitler.

Cuando se menciona al pastor Martín Niemöller, acude a nuestra memoria el famoso poema que aparece a continuación:






Primero vinieron por los comunistas,
pero como yo no era comunista
no levanté la voz.
Luego vinieron por los socialistas y los sindicalistas,
pero como yo no era ninguna de las dos cosas,
tampoco alcé la voz.
Después vinieron por los judíos,
y como yo no soy judío,
tampoco levanté la voz.
Y cuando vinieron por mi,
ya no quedaba nadie que alzara la voz
para defenderme.


Esta es sólo una de las innumerables versiones del poema. En realidad , es parte de una respuesta que Niemöller dio, cuando le inquirieron sobre cómo pudo darse el ascenso del nazismo al poder, en la Alemania de 1933 hasta 1945.

Personaje singular de la Alemania del siglo XX. Encarna quizá como ningún otro al ciudadano alemán que se siente engañado por Hitler, pero que en ninguna forma está dispuesto a ser parte de ese sistema perverso.
Hijo de un pastor luterano, había nacido en Lippstadt el 14 de enero de 1892.Se alistó en la Marina Imperial, durante la 1ª Guerra Mundial (llegó a comandante de submarinos) y fue condecorado con la Orden del Mérito. Pasó de la aprobación inicial a Hitler y el ser una figura apreciada por la prensa nazi, al más profundo desengaño y a la férrea oposición al régimen hitleriano.

Su libro, autobiográfico, “Del submarino al púlpito.” fue muy bien acogido, a principios de la década del treinta, por los críticos afines al nacionalsocialismo. En su obra no sólo describía el proceso que lo llevó de marino de un U-Boot alemán, a ser pastor en una de las más respetadas iglesias del Berlín de las clases altas. También reflejaba su expectativa de aquel tiempo.
Sin embargo, no era solamente la crónica de sus días de guerra , ni el testimonio de un despertar espiritual, era además, el sentimiento de un ciudadano alemán que veía con profunda preocupación la amenaza comunista y la degradación del espíritu nacional que se venía produciendo en los últimos años. Pero que al mismo tiempo percibía en Hitler, la esperanza de una cohesión nacional y una restauración de la dignidad alemana, luego de la humillación que significaba el Tratado de Versalles. Pesaba en él, igualmente, el desagrado profundo que le producía la Republica de Weimar .

Había sido ordenado pastor en 1924 y siete años después le nombraban al frente de la congregación Berlín-Dahlem y es en esa posición en la que comienza a descubrir la realidad que el gobierno de Hitler pretende imponer.
En principio, como muchos alemanes, vio auspiciosamente el advenimiento de Hitler. Pero las rápidas maniobras iniciales de someter la iglesia protestante a la tutela nazi, el desarrollo de un marco de poder totalitario, la promulgación de leyes antisemitas e inmorales, el abuso y el terror hicieron de Niemöller un opositor indomable.

A contar de la Declaración de Barmen en 1934, el enfrentamiento con el gobierno nacionalsocialista será irreversible. Las fricciones serán constantes en la medida que Hitler descubría lo difícil que era acallar a la Iglesia Confesante (Bekennende Kirche), en cuyo núcleo y como uno de los principales líderes estaba Martin Niemöller.

La labor de resistencia que llevó a cabo Niemöller, tanto con la Pfarrebund (liga de apoyo a los pastores represaliados por Hitler) en la que fue uno de los fundadores, como en la Iglesia Confesante, fueron fundamentales.

En 1934, martín Niemöller tuvo ocasión de encontrarse con Hitler, cuando este hizo una invitación a los líderes de las iglesias evangélicas, con el fin de limar asperezas y aventar las críticas que recibía del sector que le era opuesto a sus designios. Hitler se mostró amigable y pretendió apaciguar los ánimos, asegurando que la iglesia evangeliza seguiría gozando de la excimisión de impuestos , asi como de cobertura legal, por lo que no deberían sentirse amenazados. Pero Niemöller pidió la palabra y retrucó al Führer , rechazando el intento de sometimiento que esperaba Hitler, le dijo: “Nuestra preocupación no es sólo por la Iglesia, es por el alma de nuestra patria.”
Nadie pareció apoyarle en tal afirmación y el silencio a continuación fue gélido , quedando en evidencia que, Niemöller no estaba hablando por todos los presentes, sino a tenor personal. De hecho, la sorpresa fue total para todos los presentes, incluido Hitler que no estaba acostumbrado a tales desafíos y que sólo se limito a responderle: “ El alma de Alemania déjemela a mi.”

Al aproximarse los Juegos Olímpicos de 1936 que se celebraron en Berlín, el Pastor Niemöller escribió a sus colegas:

“ Nuestra gente (los alemanes) esta tratando de romper los lazos colocados por Dios. Esto es engreimiento humano contra Dios. En relación a esto debemos advertir al Führer, que la adoración frecuentemente ofrecida a él, es solo debida a Dios. Años atrás el Führer se quejo por la existencia de retratos en los altares de las Iglesias protestantes. Hoy sus pensamientos son usados como fundamento no solo para las decisiones políticas, sino también para la moral y la ley. Ahora él es rodeado de la dignidad de un sacerdote e incluso se considera intermediario entre el hombre y Dios... Pedimos que se entregue a nuestro pueblo su libertad para que siga su camino hacia el futuro bajo la Cruz de Cristo, para que nuestros nietos no maldigan a sus ancestros por haberles dejado las cosas en tal estado en la tierra de forma tal que les sea negada la entrada al reino de Dios.”

Y poco antes de ser encarcelado, predicó en un sermón en su iglesia de Berlín-Dahlem :

“Debemos usar nuestros poderes para liberarnos del brazo opresor de la autoridad así como lo hicieron los Apóstoles de antaño. No estamos dispuestos a guardar silencio por mandato del hombre cuando Dios nos ordena hablar. For it is, and must remain, the case that we must obey God rather than man.”.

El 1 de Julio de 1937 fue arrestado bajo los cargos de abusar de su posición para promover la subversión.
Su arresto provocó una ola de indignación más allá de las fronteras, al punto que las presiones internacionales hicieron que el caso fuera manejado con alguna legalidad, en un tiempo en que toda oposición era acallada violentamente.

Poco después recibiría la visita de un pastor luterano. Este se extrañaba que un hombre con el predicamento de Niemöller, que tan valientemente había servido a su país en la guerra y al que consideraba un patriota y un cristiano fiel, estuviera encarcelado. Le preguntó, entonces, incrédulo, cómo estaba allí, a lo que Niemöller contestó: “Querido hermano, viendo como están las cosas en nuestra patria , yo también te pregunto ¿Cómo tú no estás aquí conmigo?”

En marzo de 1938 compareció en juicio. Es conocido también , que cuando el juez le increpó cómo se atrevía a desobedecer al Führer. Martín Niemöller le respondió: “No puedo callar porque mi Führer es mi Dios”.

Finalmente hallado culpable, recibió una condena de 2000 reichmarks y siete meses de prisión. A poco de cumplir la condena y quedar libre fue nuevamente arrestado, esta vez por orden directa de Hitler como su “prisionero personal” y enviado al campo de concentración de Sachsenhausen,.En 1941 sería enviado a Dachau, en confinamiento solitario. De allí saldría cuando fue liberado por las tropas americanas al final de la guerra, en 1945.
Habían pasado ocho años desde su primer arresto. Para ese tiempo una hija menor , había muerto de difteria y dos de sus hijos en el frente de batalla.

Al tiempo de salir en libertad, una de sus primeras iniciativas fue convocar lo que hoy se conoce como la “Confesión de culpa de Stuttgart” llevada a cabo en 1946.En ella se reconocía la parte de culpa y responsabilidad que le correspondía a la Iglesia Evangélica, por omisión, por callar, por la complicidad a la que condujeron esas actitudes. Finalmente por no haber sido fieles al Evangelio.

Dijo: "No podemos negar nuestra culpa con la excusa de que me habrían matado si hubiera hecho algo. Preferimos mantener silencio. Claramente no somos inocentes y me pregunto: ¿Qué hubiese pasado si en el año 1933 ó 1934, 14,000 pastores protestantes y todas las comunidades protestantes de Alemania hubieran defendido la verdad hasta la muerte? Si hubiésemos dicho: No es correcto que Goering encierre en campos de concentración a 100,000 personas para que mueran. Puedo imaginar que tal vez 30,000 ó 40,000 cristianos protestantes hubieran muerto, pero también es posible suponer que habríamos salvado a 30 ó 40 millones de personas. Eso fue el costo de nuestro silencio ".

Al pastor Martín Niemöller se lo recuerda hoy como uno de los pocos resistentes a Hitler que sobrevivió al régimen nazi.
Para algunos figura contradictoria, para otros paladín de la defensa de la libertad de conciencia. En cualquier caso, no puede negarse que fue alguien que se comprometió con su tiempo, que nunca buscó esconderse y que llegado el momento de reflexión, no ocultó, ni disculpó, su falta , ni sus errores, ni sus culpas.

Moriría en Wiesbaden en 1984, luego que en los años de posguerra se dedicara fundamentalmente, a luchar contra el armamentismo nuclear, convirtiéndose en una figura emblemática del pacifismo. Justamente él, que había sufrido en su propia carne, la locura del poder en manos del fanatismo mas abyecto que representó el Tercer Reich y lo peligroso del silencio cómplice.